A lo largo del jueves y del viernes pasado tuvieron lugar en la Biblioteca Nacional las XIV Jornadas de Gestión de la Información (#14JGI), con el lema "De la idea al resultado: innovar y emprender en gestión de la información" organizadas por la SEDIC en las que asistimos a una gran variedad de escenarios y formatos; además de haber hecho de casi todo: buscar durante el café (o en cualquier otro momento) quién tenía el tornillo que encajaba en nuestra tuerca, fotografiar cosas en amarillo, dibujar, cantar, bailar, preguntar, reir, pensar, analizar, evaluar, votar, compartir...

Intentaremos contar qué sucedió; pero como no siempre los deseos se cumplen empezaremos por el final, que es lo primero que conseguimos dejar escrito sobre el papel. No obstante, por si no hay posibilidad posterior de cumplir con el objetivo mencionaremos algunas de las claves:

• Las ideas no surgen de la nada. Toda idea necesita al menos dos ideas precedentes.
• Como decía Picasso o así se le atribuye: la inspiración te debe encontrar trabajando.
• Las ideas no enunciadas no existen.
• La cooperación no es necesaria: es esencial.
• Hay que pensar al mismo tiempo en el presente y en el futuro.
• I+D+i es un error sobre la correcta fórmula: I+D=i

Las jornadas se cerraron con una dinámica colectiva precedida por la intervención de Juan Antonio Melé, Subdirector General de Triodos Bank, un banquero hablando de ética "en los tiempos que corren". Al ser banquero siempre le preguntan cuándo vamos a salir de la crisis; él sin embargo considera que es más importante saber por qué estamos en esta crisis y cómo se saldrá de ella. La respuesta a la primera de estas preguntas se sustenta sobre la visión que tenemos sobre el ser humano, que no es otra que la de limitarnos a luchar por la supervivencia, como si sólo fuéramos animales (que sólo pueden sobrevivir pero no decidir). Nosotros podemos llegar a ser libres (asegura que no dice que lo seamos) pero nos dedicamos a educar en el miedo y la desconfianza, estableciendo unas estructuras educativas y unos contenidos que no responden a las verdaderas necesidades del ser humano. Él por ejemplo se considera discapacitado artístico, lo que le supone una laguna emocional.

Todo el mundo dice "mi hijo es muy inteligente" como si con eso acabara explicado el mundo. Se pregunta: "¿Y?" Lo importante es para qué sirve la inteligencia de tu hijo, de cada hijo. Para qué sirve a los demás. Lo esencial es la bondad no la inteligencia, es educar para poner al servicio de los demás tus capacidades.

Olvidamos que necesitamos a los demás: con tu trabajo cubres las necesidades de los demás. [Siempre digo que sin los demás no tendríamos carreteras, ni...]. Sin embargo tendemos a despreciar lo que los demás hacen. Por eso vivimos en lo que un amigo suyo denomina la sociedad de la asquerosis múltiple: ante cualquier idea, la respuesta es Buaaaaggg!!! Un gesto de desprecio.

Hemos acabado contaminando el yo. Debemos por el contrario descubrir quiénes somos, educar la voluntad, dejar de ser espectadores pasivos de la vida.

No vamos a crecer económicamente como antes porque era un crecimiento insostenible, dentro del cuál no nos llegaba el dolor ajeno [ni nos llega], asentado sobre un modelo económico (fundamentalmente especulativo) que ha destruido el mundo. Por eso cuando hablamos de que hay que desarrollar la creatividad hay que considerar que debe hacerse con un sentido ético, que contraste con la economía, ya que toda economía se basa en el egoísmo. Hay que recuperar los valores, pasar de la competitividad a la cooperación (menciona El apoyo mutuo de Kropotkin), fundamentar una nueva economía en la que lo que hagas sea útil. Todos somos egoístas con el dinero, que en realidad sólo puede ser utilizado de tres formas: como elemento de compra, como ahorro o como donación.

Y nos habló un poco, poco, de la banca ética que ha aparecido en España desde 2004, que se fundamenta en no apoyar las acciones especulativas y en su transparencia sobre dónde se invierte. Acabó invocando a los seres humanos como sin límites cuando se proponen algo.

Para finalizar tuvo lugar una dinámica colectiva en la que un joven barbado que transmitía paz (Christian Fernández) nos hizo comprender cómo hacer algo entre muchos logra mejores resultados, oculta las deficiencias o menores destrezas de unos o adapta la genialidad de los otros, para conseguir un todo único y variado mucho más gratificante en todos los sentidos: mama, meme, mimi, momo, muuuuuuuuuuuuuuu; tatatata, tetetete, titititi, tótótótó... túúúúúúúúúúúúúúúúÚÚÚ.

Ver todas las reseñas. Buscarlas dentro del programa.