Lo bueno de algunas palabras es que dan que hablar y pueden poner sobre la mesa (o sobre el mostrador de préstamo) cuestiones interesantes. Lo malo es que pueda desviarse la atención sobre lo verdaderamente importante (para qué y para quién hacemos las cosas) hacia las cuestiones más formales (cómo nombramos lo que hacemos).
Las últimas Jornadas de buenas prácticas organizadas por Madroño el pasado lunes 17 de junio en Alcalá de Henares han logrado que se hicieran muchos comentarios previos sobre su título, "El 'Bibliotecario Incrustado'. El Nuevo Papel de los Bibliotecarios en la Universidad".
Que levante la mano quien no haya hecho algún chiste sobre incrustaciones y empotramientos cuando recibió la convocatoria. También es verdad que una vez leída la presentación y consultado el Programa se ve que lo que se está planteado tiene mucha enjundia y mucho interés.
"The Embedded Librarian", que se ha dado en traducir como incrustado, no es una moda más. O no debería serlo. Asistimos a muchos cambios en nuestro entorno (la educación superior, el mundo de la información, la creación y comunicación de la ciencia, las necesidades de la sociedad en cuanto a información y conocimiento...) que están suponiendo la sustitución de unos paradigmas gastados por otros nuevos. Como profesionales de la información no podemos permanecer ajenos a este panorama. Nuestras habilidades tradicionales siguen teniendo sentido pero está claro que deben dirigirse a nuevos ámbitos.
La normalización, la catalogación y clasificación, la capacidad para resumir y sintetizar, las habilidades para buscar, encontrar y evaluar, son más necesarias que nunca pero eso no quiere decir que deban aplicarse solamente sobre nuestros productos y desde nuestras instalaciones.
Lo que nos contaron el ponente invitado, Dídac Martínez, Director de la Biblioteca de la Universitat Politénica de Catalunya (UPC), y las siete comunicaciones, de otras tantas bibliotecas universitarias madrileñas, iba en esa línea. La "incrustación" ocurre desde hace mucho tiempo pero ahora se presenta como una oportunidad para que la institución vea que tener bibliotecarios sigue siendo útil. También es una manera de poder desarrollar todo nuestro potencial como facilitadores y expertos en gestión de la información. No se trata de olvidarnos de todo lo que hacemos desde la biblioteca, porque eso es valorado y debe seguir mejorando, sino de utilizar esas infraestructuras, esos productos, esos servicios y esas habilidades para actuar en donde se nos necesite.
Esto hace que, a veces, tengamos que integrarnos en equipos en donde somos los únicos bibliotecarios (como muestran las experiencias de la Universidad Rey Juan Carlos, la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid) o prestar servicios que responden a necesidades de la comunidad académica, más allá de cómo hemos entendido hasta ahora nuestra profesión (como pusieron de manifiesto las intervenciones de la UNED, la Universidad Carlos III y la Universidad de Alcalá de Henares).
Dídac Martínez hizo una excelente introducción sobre lo que se entiende por un "bibliotecario incrustado" y lo ilustro con cinco experiencias de la UPC. Muy buena la elección, por parte de los organizadores, de este ponente del que podéis leer un artículo en el que expone sus ideas pero que no os hará reír como hizo con los que le escuchamos en vivo y en directo.
El nivel de las Jornadas fue muy alto en cuanto al interés de lo que se contaba y a la manera de comunicarlo. Da gusto escuchar experiencias profesionales bien contadas y de forma entretenida. Fue muy importante, también, el esfuerzo de todo el mundo por ajustarse a los tiempos y la supervisión de Ianko López, Director Técnico de Madroño, para que nadie se despistara.
Las presentaciones están ya disponibles en el Blog de Madroño por lo que me voy a permitir destacar sólo dos aspectos que me parecieron reseñables, sin que eso desmerezca al resto de las comunicaciones que os recomiendo encarecidamente consultar.
En primer lugar, me resultó muy interesante cómo enmarco Teresa Malo de Molina, Directora de la Biblioteca de la Universidad Carlos III, la implicación del personal bibliotecario de esa universidad en la creación de MOOC. Hay un hecho evidente, del que se lleva hablando desde hace tiempo, y es que está cambiando la manera de enseñar y de aprender. La expresión en inglés, "Flipping the classroom" lo designa, además de dar mucho juego para traducciones y adaptaciones con el concurso de los "falsos amigos" idiomáticos. El caso es que se ha invertido el esquema y ya no tenemos a un grupo de alumnos, más o menos numeroso, que acude a clase para escuchar lo que un docente les ofrece, tomar apuntes por ejemplo, y luego hacer unas actividades en casa o en el lugar en el que estudien (deberes, tareas o trabajos de curso). Lo que ocurre ahora, la tendencia, es que los docentes ponen a disposición de sus alumnos unos materiales (normalmente a través de la herramienta que gestione el campus virtual) y en la clase (presencial o virtual) se trabaja compartiendo dudas, buscando respuestas, haciendo talleres, etc. A esto se ha venido a sumar una enseñanza que utiliza el Elearning para llegar a públicos masivos. Dentro de este campo, enseñanza a distancia, abierta y con vocación masiva, la Khan Academy ha tenido mucho que decir. Con las experiencias tomadas de este panorama la Universidad Carlos III de Madrid ha creado una Unidad de Tecnología Educativa e Innovación Docente (UTEID) que está integrada en el Servicio de Biblioteca y cuenta con la participación del Servicio de Informática y Comunicaciones y el Servicio de Apoyo a la Docencia y Gestión del Grado.
Otra experiencia reseñable, por lo que cuenta y cómo lo cuenta, fue "La Biblioteca en el desarrollo de las políticas de discapacidad de la UAH: el bibliotecario integrado como parte efectiva de la proyección social de la Universidad". Pero insisto en que todas las comunicaciones merecen ser visitadas.
Fue una suerte poder asistir a unas jornadas que se desarrollaron en un lugar tan bonito como es Alcalá de Henares y en el edifico del Rectorado, particularmente hermoso.
Y no quiero terminar esta breve crónica sin mencionar lo bien representada que estuvo la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid con la intervención de Carmen Muñoz Serrano y Mar Sanz Luengo. Nuestras compañeras hicieron una presentación amena, jugosa y muy trabajada.
Ya están colgados los vídeos de la Jornada y se pueden ver las presentaciones con toda su salsa.