La información es la esencia de las bibliotecas, ligada a infinidad de adjetivos: compartida, práctica, informatizada, asimilada, accesible, científica, elaborada, participativa, actualizada, relevante, enriquecida, libre, apropiada, exhaustiva, especializada, actual, eficaz, contrastada, con valor de impacto, evaluada, digitalizada... ¡Cuánto más la información sobre la biblioteca en sí, sus recursos, sus servicios...!
Por eso son tan importantes los puntos de información, debidamente atendidos por los bibliotecarios, uno de los principales lugares donde se forja la imagen de la biblioteca.
Para que puedan funcionar adecuadamente hay que considerar que no todos los usuarios son iguales: unos huyen de la ayuda no solicitada, otros la buscan con avidez, mientras que unos terceros no se atreven a buscarla pero la aceptan cuando la encuentran.
Por todas estas razones es importante que:
- los puntos de información sean visibles desde cualquier lugar y perfectamente identificables
- el espacio esté dispuesto de una manera amigable, que ayude al acercamiento, incluso más, que atraiga... y haga sentirse cómodo a cualquiera de nuestros tres usuarios
- cuenten con los recursos necesarios: personal, medios técnicos y documentales.
En los siguientes tres ejemplos holandeses veremos cómo estas características se conjugan de diferente manera.
El primero es el de la Biblioteca Pública de Amsterdam (OBA), una biblioteca impresionante desde casi cualquier punto de vista.
En todas las plantas hay un punto de información perfectamente identificable (foto inicial): de forma ovalada, con una parte abierta para el bibliotecario, dispone de un pequeño mostrador en el que se ubican pantallas de ordenador, que son consultables sin necesidad de contactar con el bibliotecario. Tiene unas luces de neón que son visibles desde cualquier lugar de la planta (están a una altura mayor que la más alta de las estanterías). El bibliotecario puede realizar actividades diferentes y se identifica tanto por la vestimenta (informal) como por una tarjeta con su nombre.
El segundo, la Biblioteca Pública de Delft (DOK). "Pequeña" gran biblioteca, sorprendente en muchos aspectos.
Su mostrador, que reproducimos a continuación, conjuga atractivos colores con espacio amigable: las muescas de su diseño ayudan al acercamiento bibliotecario-usuario. Cuentan con pantallas de ordenador y una general de información. Está inserto en un espacio donde hay música constantemente, enfrente de la cafetería adjunta a la Hemeroteca y rodeado de películas y música.
La Biblioteca Pública Central de Rotterdam (nuestro tercer ejemplo) convierte el espacio en información, ya que cada una de sus plantas tiene un color diferente y está decorada acorde con la materia de la colección que alberga.
En el apartado de los puntos de información, uno en cada planta, combina la visibilidad del mismo (cartel en altura con la i clásica sinónimo de información y ubicación en una zona central) con su identificación (hasta el suelo que ocupa se diferencia del resto) y amigabilidad: varios ordenadores, sobre diferente mobiliario, formando un círculo y adaptados tanto al uso individual como a la interacción con el bibliotecario.
Los puntos de información son la puerta de entrada. La consolidación en el uso de la biblioteca se apoya en otros muchos servicios. Uno de los más importantes es el espacio para trabajar individual o conjuntamente, como en los Learning Forum de la Universidad de Tilburg. Pero eso ya es tema para otro post.
Andoni Calderón