El domingo a las 12:45 acudimos a la primera sesión especializada dedicada a las normas de la IFLA que conducían Patrice Landrie, anterior Presidente del Comité Profesional, y Lisa Hinchliffe, compañera en el SC de ALFIN.
Patrice hace mención a la importancia de cómo son usadas (como las ISBD, UNIMARC...) aunque el impacto real es el gran desconocido por lo que se creó un comité sobre el impacto de los standard que está realizando un proyecto de estudio (2013-15) que culminará en 2015 con una reunión satélite del Congreso.
Lisa nos explica las claves del borrador del Manual de procedimientos para elaborar normas de la IFLA. Se creó un grupo de trabajo (Comité) en el que se incluyen entre otros la propia Lisa y Albert Boekhorst de mi Sección (con agradecimientos a Natalia Gendina) y Elena Escolano, quien cuenta con una dilatada experiencia en el ámbito de la normalización.
El objetivo es guiar a los desarrolladores de normas y directrices de las distintas unidades intentando establecer cómo hacer la presentación, lograr el consenso, conseguir calidad editorial y técnica a la vez que consistencia, endosarlo a la IFLA y difundirlo en la comunidad.
Cuenta con 8 capítulos y varios apéndices (plantillas y formularios):
- Definición de qué son normas IFLA (y de lo que no son)
- Desarrollo de normas IFLA
- Proceso de revisión
- Proceso de aprobación y ratificación
- Publicación (formatos y derechos de autor)
- Traducciones tras la publicación
- Difusión e implementación
- Análisis y revisión para mantenerlo actualizado
Las normas sólo son elaboradas por el Governing Board, mientras que las secciones elaborarían directrices. Ambas categorías son las únicas que se consideran como estándares de la IFLA.
El manual supone una aproximación de abajo arriba para los miembros de los SC y para que cada problema encuentre una solución.
Las nuevas tendencias suponen la necesidad de nuevas normas que recojan la diversidad de servicios, la mayor interacción entre instituciones, el incremento de la disponibilidad de LOD y un mayor uso de aplicaciones no tradicionales en bibliotecas.
Los beneficiados son la propia IFLA, las bibliotecas y bibliotecarios, las organizaciones dedicadas a las normas, los investigadores.
El manual es un documento vivo que hay que mejorar, cambiar, adaptar... Se revisará cada 5 años.
A preguntas del pública se comenta -entre otras cuestiones- que el Comité coordina las propuestas que vayan llegando y que no se acredita a nadie como cumpliendo determinados estándares de la IFLA.