Los primeros jeans fueron inventados en la década de 1870 por Levi Strauss para los mineros buscadores de oro del Oeste, con la intención de que fueran resistentes y perdurables. Los primeros eran marrones y no tenían bolsillos. Cuando pidió tela para hacer más pantalones, recibió denim, un tejido sólido y compacto, pero flexible y de color azul. Con ella hizo una nueva tanda de pantalones azules, de tres bolsillos y con botones. Eran pantalones para trabajar.
Con el tiempo se añadieron remaches en las zonas que más se desgastaban aunque desaparecerán. En 1873 se añadió la doble costura naranja del bolsillo trasero, para proteger la marca ante los competidores. En 1886 se cosieron las primeras etiquetas que mostraban a dos caballos intentando romper el jean. En 1890 se agregó un cuarto bolsillo delantero para las monedas. En 1905 apareció el segundo bolsillo trasero. En 1922 se cosen las trabillas para el cinturón y en 1936 la tirita roja del bolsillo trasero.
Hacia 1913 se crea la Lee-Union All, de Henry David Lee. Una empresa de ropa de trabajo, cuya innovación fue confeccionar unidos el pantalón y la campera, como un mono. Ante el éxito comercial, el ejército contrató a la empresa para que le hiciera los uniformes militares para la IGM. En 1926 se introdujo la cremallera en los pantalones, los llamados Lee Riders.
La tercera gran marca de jeans es Blue Bell Co, creada en 1936. Se expandió gracias a la IIGM al fabricar los pantalones para los soldados norteamericanos. En 1947 nacieron los Wrangler, un pantalón exclusivo para los cowboys.
El hito que provoca que los jeans fueran algo más que ropa de trabajo fue el Crack de 1929. Los efectos de la Gran Depresión afectaron a todas las clases sociales, y la clase obrera había adoptado el jean como un símbolo del espíritu de lucha americano.
A medida que el país se iba recuperando, se buscaban nuevos ídolos, como los cowboys que vestían botas, sombrero y pantalones azules. La nueva moda se extendió rápidamente por todo el país, incluso, en 1939, se lazaron al mercado los primeros jeans femeninos, que se abrochaban por un lado y no tenían bragueta.
Tras la guerra se produjeron una serie de cambios socio-culturales, como el liderazgo de la TV en los medios de comunicación o la aparición de la informática, que modificaron el pensamiento de los estadounidenses. Las empresas fabricantes de pantalones entendieron que iban a necesitar hacer prendas de uso cotidiano y por ello comenzaron a desarrollar métodos de producción y comercialización de masas.
En el contexto de la posguerra aparece la figura del motero, cuya imagen fue especialmente difundida por el cine, gracias a Marlon Brando o James Dean. Los jóvenes estadounidenses de entonces comenzaron a vestir con ese estilo, porque de esta forma proclamaban su individualidad y rebeldía.
Con el movimiento feminista, el jean refleja el cambio social de la mujer. El cierre del pantalón se traslada a la parte delantera, lo que repercutió en las empresas ya que comenzaron a fabricar prendas unisex, lo que les permitió aumentar la producción y los beneficios.
En los 60 el jean se convierte en el uniforme de los jóvenes que se rebelaban con el sistema y de los hippies, se convierten en una prenda revolucionaria. Con la generalización de la cultura de masas, los medios de comunicación lo convierten en un símbolo de la cultura americana.
En los 70 su uso se estandariza, empiezan a usarlo hombres de mediana edad, padres de familia, por lo que pierde parte de ese carácter juvenil que vemos que tenía.
En los 80, la aparición del jogging como forma de vestir fue un desafío para el jean. Las empresas buscaron alternativas en el diseño y gracias a la publicidad se le otorga un cierto grado de erotismo y seducción, pasa a ser entonces la prenda sexual por excelencia.
En resumen, el pantalón vaquero pasó de ser una prenda hecha para los trabajadores con la idea de que fueran resistentes, a formar parte de la sociedad y la cultura norteamericana, además gracias a la cultura de masas y a la publicidad, su uso de hizo internacional.