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Los frescos de Goya en la Ermita de San Antonio de la Florida

Lysandra García Grave de Peralta 11 de Abril de 2019 a las 15:10 h

Cuando hablamos o pensamos en la obra pictórica de Francisco de Goya nos viene a la mente sobre todo sus series de cartones para tapices los cuales fueron encargados para decorar las estancias de los palacios de El Escorial y el Pardo, así como sus numerosos retratos que muestran sus habilidades como pintor de corte, pero en poca medida lo recordamos como pintor muralista.

 

En este sentido, Goya llevó a cabo algunas pinturas que decoraron bóvedas y muros de diversos templos y aunque hizo muy pocos trabajos murales a lo largo de su carrera artística, destacaron algunos como la decoración de la bóveda del Coreto en la Basílica del Pilar, con una composición dedicada a la Adoración del nombre de Dios, siendo la primera obra de gran empeño llevada a cabo por el pintor, de igual forma realizó la decoración de las pechinas del santuario de Nuestra Señora de la Fuente de Muel, así como el ciclo de pinturas realizadas en la Cartuja de Aula Dei en Zaragoza, constituyendo un conjunto importantísimo donde resaltan las escenas de La Anunciación a San Joaquín y a Santa Ana, El Nacimiento de la Virgen, La Visitación, La Circuncisión, La presentación del Niño en el Templo y La Adoración de los Reyes, pero de excepcional importancia son los frescos realizados en la Ermita de San Antonio de la Florida para decorar la bóveda, cúpula y pechinas, la cual se convierte en la obra cumbre de su pintura mural.

 

La Ermita de San Antonio de la Florida es uno de los templos más populares de Madrid, consagrada a San Antonio de Padua, patrón de las doncellas solteras en espera del futuro marido. Su historia se remonta al año 1720 cuando fue levantada primeramente por el arquitecto madrileño José Benito de Churriguera, la cual consistía en una simple capilla de planta hexagonal edificada en ladrillo, y años más tarde fue entronizada en ella la estatua del Santo, obra del escultor José de Villanueva. En el año 1768 debido a los planes de remodelación y ampliación urbanística de Madrid, se derriba la Ermita y fue mandada a construir una nueva en su lugar por orden del monarca Carlos III, quien le hace el encargo a Sabatini -arquitecto ejecutor de todos los edificios importantes del patronato real-. Sin embargo, muy poco duró la capilla pues a la muerte de Carlos III, su sucesor Carlos IV la manda a derribar ya que la nueva generación encontraba que la pequeña iglesia servía de impedimento a una segunda carretera planeada, pero en 1792 Francesco Fontana, edificó una nueva capilla de San Antonio de la Florida, además se colocó en su interior una nueva imagen del Santo, tallada por el escultor valenciano José Ginés.

 

Una vez construida la nueva Ermita, edificio neoclásico de aspecto sobrio y elegante, en 1798 se le encarga a Goya que decore su interior con pinturas al fresco y en noviembre de ese mismo año Goya da por concluida su labor.

 


Sobre la pequeña planta de cruz griega y los muros apenas adornados con frontones y pilastras, por encima de la cornisa destaca la representación de querubines y "ángelas" de gran belleza y tratamiento en su composición que descorren cortinajes. En el ábside, se representa la Adoración de la Trinidad y en la cúpula el tema elegido estaba relacionado con la vida y milagros de San Antonio, donde Goya eligió entre todos los temas que se conocían de la vida del Santo, uno muy concreto y de gran interés estrechamente relacionado con la justicia, o más bien de la injusticia solucionada sólo por la intervención divina, y que responde al pasaje cuando San Antonio hizo resucitar a un difunto para que revelara el nombre de su verdadero asesino, con el objetivo de que se demostrara la inocencia del padre del Santo ya que lo acusaban de tal crimen, declarándose así de forma milagrosa su inocencia. El escenario representado toma como fondo un paisaje en el que se muestra la llegada de San Antonio, que a su vez, levanta su mano para resucitar a la víctima del crimen, así como la multitud de personajes del pueblo que asisten al milagro.

 

Goya hizo bocetos preparatorios para este trabajo donde tuvo una gran responsabilidad, puesto que se conoce la existencia de dos de ellos en la colección particular madrileña, lo cual era un modo de trabajar también necesario y reglamentario, ya que la obra para recibir el acuerdo del rey, tenían que serle presentada con anterioridad a su ejecución, en la forma de un boceto muy concluido.

 

El resultado es un conjunto original con sorprendentes innovaciones técnicas, donde destaca una pincelada suelta y enérgica con fuertes contrastes y manchas de luz y color, así como una gran expresividad en los gestos y figuras de los personajes representados. Los detalles principalmente ejecutados en la cúpula evidencian la maestría de Goya en estos años, apreciándose sobre todo en la figura del Santo protagonista.

 

Gracias al especial interés que siempre ha existido entre intelectuales y artistas por la conservación de esta Ermita, en 1905 fue declarada Monumento Nacional, y en 1928 con el fin de preservar las pinturas murales de los humos de las velas, se trasladó el culto a una iglesia gemela y contigua, siguiendo idéntica traza que la original. A su vez, el templo primitivo fue dedicado a museo y panteón para las cenizas del propio artista, y desde entonces con la menor afluencia de visitantes y la ausencia de calor en el interior del edificio, han permitido que la obra de Goya se mantenga en unas condiciones aceptables para su conservación. No obstante, con la supervisión de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se realizaron diversas intervenciones en la iglesia, especialmente la restauración de las pinturas tras la Guerra Civil.

 

En 1985 el Patrimonio Nacional, dueño del monumento, cedió su custodia al Ayuntamiento de Madrid, que desde ese momento su objetivo fundamental es la perfecta conservación de los frescos y de la arquitectura, llevándose a cabo varias restauraciones de los frescos con delicados tratamientos de consolidación, fijación y limpieza, por lo que actualmente gracias a esta labor podemos contemplar la obra de Goya en todo su esplendor.

 

De igual forma, consciente de la importancia de histórica y artística de este monumento singular, en su doble condición de museo y memorial de Goya, el Ayuntamiento ha diseñado un proyecto de uso cultural, centrado en la divulgación e investigación de la obra de Goya, en la mejora del entorno de la Ermita y en la recuperación de un "espacio goyesco" en Madrid, que tendría en San Antonio de la Florida su centro simbólico.

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

 


- ROTHE, Hans: Las pinturas del Panteón de Goya, Barcelona, Orbis, 1944.

 

- PITA, José Manuel, MENA, Manuela, BUENDÍA, José Rogelio: Goya en San Antonio de la Florida, Madrid, Museos Municipales de Madrid, 1999.

 

- La ermita de San Antonio de la Florida: Restauración de los frescos de Francisco de Goya, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1992.

 

 

 

 

 

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