La existencia de Petra se conocía gracias a las fuentes antiguas ya que dentro de la información que ofrecían hacían mención a esta ciudad. A pesar de esto, el lugar exacto donde se localizaba la urbe fue un enigma hasta inicios del siglo XIX.
El redescubrimiento de la ciudad no fue obra de arqueólogos, sino de viajeros occidentales que se dedicaron a la exploración de Oriente durante en el siglo XIX impulsados por un interés científico y aventurero. A pesar de que los territorios más recorridos se corresponden con Tierra Santa, Egipto y el Próximo Oriente.
La investigación se inició a principios del siglo XIX, en el año 1806, por el explorador alemán Ulrich J. Seetzen quien se basó únicamente en los textos antiguos y bíblicos, y sugirió que el Monte Hor, lugar donde la tradición bíblica localizaba la tumba del hermano de Moisés, el profeta Aarón (Números, 20, 22-30 y 33, 38-39), era el lugar donde se situaba la ciudad de Petra, ciudad nombrada por los autores de la antigüedad.
El mérito del redescubrimiento le corresponde a Johann Ludwing Burckhardt. Este explorador suizo viajó a Oriente en el año 1809 bajo la dirección de la African Association, una institución británica que estaba interesada en explorar las regiones interiores de África. El principal problema con el que se encontró Burckhardt fue el hecho de que en esa época todo ese territorio estaba bajo el control del Imperio Otomano, por tanto los viajeros procedentes del Occidente no eran recibidos con buenos ojos. Ante esto, Burckhardt tuvo que hacerse pasar por un musulmán. No le resultó difícil ya que estuvo preparándose para ello durante tres años, en los cuales estudió la lengua, las costumbres y la religión de los árabes. Después de este periodo de preparación decidió viajar por el Próximo Oriente, llegando a lo que actualmente es el Líbano, Siria y Jordania, donde pudo llegar a visitar ciudades antiguas como Palmira, Damasco o Baalbek, mientras seguía aprendiendo de la cultura musulmana.
Tras haberse preparado, Burckhardt viajó hasta El Cairo donde iniciaría su expedición cuyo objetivo era explorar el interior del continente africano. Pero estando en el camino hacia esta ciudad escuchó algo acerca de unas ruinas muy antiguas localizadas entre montañas de difícil acceso muy cercanas a donde se encontraba Jebel Harun. Decidió hacerse pasar por un peregrino musulmán que viajaba hacia la tumba del profeta Aarón, donde realizaría el oportuno sacrificio en su honor de forma que no levantaría sospechas y podría acercarse al lugar sin tener ningún altercado con las tribus beduinas que controlaban la zona.
Burckhardt junto con la ayuda de un guía local recorrió, bajo el nombre de Ibrahim ibn Abdullah, nombre que adoptó tras convertirse al islam, el desfiladero desde donde se puede acceder a la ciudad de Petra por el este. Este desfiladero recibe el nombre de Siq. Siguió este camino hasta alcanzar el monumento más conocido de la ciudad de Petra, el Khazneh. Una vez allí, movido por el asombro que le produjo este monumento rupestre, empezó a recopilar información de todo lo que veía. Esto hizo sospechar al guía que acompañaba a Burckhardt ya que no era una actitud propia de un auténtico peregrino. Continuó por el wadi Musa siguiendo la ruta que llevaba a Jebel Harun, siempre apuntando todo lo que podía intentando no levantar más sospechas que hicieran pensar a su guía de que se trataba de un infiel que lo único que quería era buscar los tesoros ocultos en las ruinas. Finalmente, el 22 de agosto del año 1812 consiguió llegar al pie de Jebel Harun donde realizó el sacrificio e inició el viaje de regreso para ponerse a salvo.
Tras esta expedición, viajó a El Cairo donde inició su objetivo que consistía en recorrer el interior del continente africano. Finalmente, en el año 1817 murió de disentería y fue enterrado en el cementerio de El Cairo por su propia voluntad con el nombre que había utilizado en sus viajes, Ibrahim ibn Abdullah. Cabe destacar algunas de sus obras que se crearon a partir de sus expediciones, estas obras son: Travels in Syria and the Holy Land, Travels in Nubia, y Travels in Arabia. En estas obras se puede ver cómo hace referencia a su recorrido por la ciudad cuyas ruinas identificó como las de la antigua ciudad de Petra.
BIBLIOGRAFÍA:
- Blánquez Pérez, C. : Petra, la ciudad de los nabateos, Madrid : Aldebarán, 2001
- Blánquez Pérez, C. y Del Río Alda, A. : Viaje por la Arqueología de Jordania, Madrid : Dilema, 2009
- Amadasi-Guzzo, M.G. y Schneider, E.E. : Petra, Milano : Electa, 1997
- Markoe, G. (ed.) : Petra Rediscovered: Lost City of the Nabataeans, London : Thames & Hudson, cop. 2003