Hildegarda de Bingen fue una de las figuras más destacadas del siglo XII. Nació en Bermersheim (Alemania) en 1098. Fue fundadora, escritora, teóloga, poetisa, compositora de música, médica, naturalista y predicadora.

En cuanto a los aspectos fundamentales de Santa Hildegarda hay que destacar su relación entre el conocimiento y la creación de una obra propia, se trata de una mujer permanentemente abierta al saber. Además, es considerada la creadora de un saber original gracias a su obra teológica, ya que esta no se puede encasillar en un lugar preciso de la teología y la historia, entre otros aspectos. Se trata también de un saber aplicado a la vida, donde unió su pasión científica con su carácter de visionaria de la orden divina, esto lo recibió de transmitir su saber y de ser una profetisa iluminada por las lenguas de fuego del Espíritu Santo.

En el año 1136 se convirtió en maestra del monasterio y en 1141 recibió la orden de Dios de escribir las visiones que tenía, momento en el que comenzó a escribir una de sus obras más conocidas, Scivias. Estas visiones han sido lo que más ha popularizado a Santa Hildegarda, ya que este modo de acceso al conocimiento que proporcionaba no cuestionaba el sistema de géneros dominante.

Respecto a la naturaleza de sus obras cabe mencionar que no es estrictamente litúrgica, pero sí algo similar, ya que la comunidad de su monasterio las empleó para sus rezos y alabanzas. Para Santa Hildegarda, la música era la expresión pandémica de un sentimiento. Huyó del entendimiento de la música de la manera intelectualizante que se daba en la Alta Edad Media, por lo que su enseñanza a través de estas obras lo hizo de un modo distinto al que estaban acostumbrados en la época.

Otra de las obras más características de Hildegarda es Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales. Fue escrita entre 1151 y 1158 con el objetivo de ser cantada en diversos momentos litúrgicos por las monjas del Monasterio de Ruperstberg, del que ella era fundadora y abadesa. De esta obra hay que destacar la importancia que se le da a diversas figuras femeninas, no solo a la de María como la figura central, sino también a la de Eva, Santa Úrsula y las figuras que personifican a la Iglesia y los dos atributos y manifestaciones de Dios: la Sabiduría y la Caridad. Además, en esta obra se muestra la celebración del misterio de Dios hecho hombre gracias a la mediación de María.

De Santa Hildegarda son conocidas también unas cartas, de las que se conservan más de 200, que iban dirigidas a personajes y autoridades importantes del momento. Gracias a ellas se puede ver su conciencia profética y los deseos que tenía para reformar la Iglesia. Realizó numerosos viajes de predicación, incluso siendo mayor y habiendo superado una dura enfermedad, lo que hizo para demostrar que la bondad de Dios es inagotable.

En definitiva, Santa Hildegarda fue una mujer con mucho que decir y una gran exponente de la obra femenina en la historia de la Iglesia. Con su obra Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales abrió la mente a la contemplación y perspectivas de estudio del momento, y ofreció una reflexión sobre diversos temas dirigidos a la espiritualidad y a la escritura del género femenino. Hildegarda quiso poner su sabiduría al servicio de la vida, de la armonía de la obra de Dios, y supo relacionarlo con una gran inteligencia práctica para abrirse camino en el mundo.

BIBLIOGRAFÍA: 

- BEER, Frances: Women and mystical experience in the Middle Ages. Rochester, Boydell Press, 1995.

- CIRLOT, Victoria: Vidas y visiones de Hildergard von Bingen. Madrid, Siruela, 1997.

- LORENZO ARRIBAS, Josemi: Hildegarda de Bingen (1038 - 1179). Madrid, Ediciones del Oro, 1996.

- PERNOUD, Régine: Hildegarda de Bingen: una conciencia inspirada del siglo XII. Barcelona, Paidós, 1998.