La ciudad prehispánica de Teotihuacán se localiza de manera geográfica en la zona central, más o menos, del valle de México. La altura media a la que se encuentra es de unos 2400m sobre el mar.
Se formó mediante gran cantidad de actividad volcánica que en cierta manera hoy aún perdura, pero que ha dado lugar a grandes montañas y a numerosos lagos en su parte baja, como por ejemplo el Textoco o Xochimilco.
La vegetación que cubre esta zona se compone en gran medida por pinares y encinos, y la fauna es realmente variada incluyendo animales terrestres y acuáticos. Todo esto, la exuberante vegetación y vida animal, nos hace pensar en un entorno favorable para que floreciese la vida humana. Es un entorno en el que el hombre tiene suficientes recursos para vivir. La flora y fauna fue aprovechada con fines alimenticios, sin embargo el resto de recursos de origen volcánico como basaltos, obsidianas, etc... contribuyeron a la creación de un comercio que nos hace pensar en culturas complejas.
Realmente tenemos muy pocos datos sobre la fundación y el desarrollo iniciales de Teotihuacán. Lo poco que sabemos proviene de pueblos que entraron en contacto con la ciudad después de que sus primeros habitantes ya no estuvieran allí. Sin embargo, estos pueblos se encontraban tan impresionados con Teotihuacán que atribuían su construcción directamente a los dioses. Las fuentes y datos que encontramos sobre Teotihuacán son muy pocos, y todos corresponden a pueblos que visitasen posteriormente la ciudad. Existe un mapa colonial de 1580 en el que se nos muestra toda la región de Teotihuacán y el conjunto de pirámides que en la ciudad encontramos. Aunque es esquemático y no entra mucho en detalles, podemos apreciar en él los lugares más destacados: la Calzada de los Muertos rodeada de edificios, entre ellos la Pirámide de la Luna y la Pirámide del Sol. La pirámide del Sol es la mayor estructura construida en Teotihuacán. Está orientada según el movimiento solar. En Mesoamérica este movimiento marcaba la orientación de los principales edificios religiosos, especialmente de aquellos con carácter de centro del universo. El sol nacía en oriente y subía diagonalmente hasta llegar a su cenit. Después iniciaba su descenso hacia poniente, para ser devorado por la tierra y pasar al mundo de los muertos. Este movimiento de ascenso y descenso es lo que los pueblos mesoamericanos plasman en la forma de pirámide.
Tras esto, el método imperante de construcción en Teotihuacán es el talud y el tablero, es decir, la combinación de un muro inclinado (el talud) con uno vertical (el tablero). Los edificios constan de varios cuerpos superpuestos de esta manera. Al cobrar altura se van estrechando. Se mire desde donde se mire, el basamento se inclina y aparece la pirámide, acentuada por la escalinata. También era bastante común que los edificios estuvieran policromados. Sabemos que la pirámide del sol tenía al menos cuatro colores, pero solo conocemos sobre el rojo y blanco con seguridad. Sin embargo hay relatos prehispánicos que cuentan como al ser vista desde la distancia la Pirámide del Sol parecía relucir dorada.
La pirámide fue construida en el primer periodo de Teotihuacán, y se estima que estuvo terminada en torno al año 250 d.C. Consta de cinco niveles, el último de ellos habría sido un templo o altar en el que se realizasen los actos religiosos. El hecho de que el interior de la pirámide no este ventilado y tenga alguna clase de restos de iluminación contribuye a la idea de que fuera en este último nivel donde se desarrollase la actividad. El interior de la pirámide no es piedra maciza tal y como sugiere el exterior. Se construyó a base de arena y adobe prensado entre capas de gravilla. Esta masa se recubre con piedra, y posteriormente se estucó y alisó. El resultado fue la pirámide en a que los aztecas situaron su leyenda del Quinto Sol, tanta llega a ser la impresión que produce.
La restauración de la pirámide del sol supuso que la antigua Teotihuacán se convirtiera en un símbolo referente a la identidad de México. Fue Porfirio Díaz quien promovió la excavación de la excavación y restauración de la pirámide con motivo del centenario de la independencia nacional en 1910, y encargó la tarea a Leopoldo Batres. Sin embargo, el trabajo de este fue duramente criticado. Se le acusó entre otras cosas de emplear dinamita para realizar las excavaciones previas a la reconstrucción, lo que habría sido más que significativamente peligroso para la antigua estructura. A la hora de reconstruir la pirámide tampoco fue exactamente fiel a lo que se estimaba que había siso en origen. Actualmente se alza hasta los 65 metros de altura y como hemos mencionado antes consta de cinco niveles. En origen tendría un pequeño templo o altar en su cumbre, pero no se realizó en su reconstrucción.
Otro elemento que difiere es la escalinata. En origen el ascenso hasta la cumbre estaba compuesto por un total de 260 escalones. En la actualidad, tras la reconstrucción de Leopoldo Batres tan solo llega a 238, y además se le añadieron una serie de pequeñas explanadas a diferentes tramos para facilitar el ascenso.
En resumen, la pirámide a la que estamos tan acostumbrados en la actualidad no es exactamente tan y como un teotihuacano la habría visto en origen. Sin embargo eso no impide que a día de hoy sea un símbolo indiscutible de México.
BIBLIOGRAFÍA:
- BERNAL, Ignacio: Teotihuacán, México : Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1963.
- MATOS MOCTEZUMA, Eduardo: Teotihuacán, México, D.F. : FCE - Fondo de Cultura Económica 2016.
- MORAGAS SEGURA, Natalia: Teotihuacán, arqueología de una ciudad mesoamericana, Barcelona : Societat Catalana dÁrqueologia, 2011.