El pasado día diez de enero se cumplieron cien años del nacimiento de Eduardo Chillida. Natural de San Sebastián, hijo de la soprano Carmen Juantegui y del militar y presidente de la Real Sociedad de Fútbol Pedro Chillida, la vocación universal de su vida y de su obra se sustentó sobre un profundo arraigo a Euskadi.

Dibujante destacado desde la infancia, rebelde, introspectivo y poco amigo de la disciplina académica durante su juventud, será su padre quien le proponga estudiar la carrera de Arquitectura en Madrid, basándose en su facilidad para el dibujo y las matemáticas. Durante un brevísimo periodo de tiempo compaginó estos estudios con una prometedora trayectoria como portero de fútbol que se truncó por una grave lesión de rodilla. El deporte perdía una posible estrella, pero comenzaba a fraguarse la figura de un artista único. Será al trasladarse a la capital española para continuar con sus estudios cuando decide abandonarlos para inscribirse en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y dibujar libremente, sin maestros. Aunque como él mismo diría años después:

"No he tenido maestros directos en mi desarrollo artístico. Soy lo que se llama un autodidacta, lo cual quiere decir que todos los artistas de la Humanidad han sido tus maestros, ¿verdad?"

Sus deseos de aprendizaje lo llevarán en su juventud a París, donde comenzará a definir su camino como artista, encontrando un ambiente creativo mucho más propicio para sus intereses que el que podría darse en la España de posguerra. En Francia coincidió con otros artistas abstractos españoles como José Guerrero, Eusebio Sempere o Pablo Palazuelo. Allí se enamorará de la escultura griega arcaica al visitar el museo del Louvre -visitas a museos que haría a lo largo de toda su vida, alrededor del mundo y de la mano de su inseparable esposa, Pilar Belzunce, figura fundamental para el desarrollo artístico y vital del escultor-. Además, será también junto al Sena donde lea las traducciones de románticos alemanes como Göethe,Hölderlin o Novalis, quienes impactaron fuertemente en su pensamiento.

Esta mirada al mundo que comienza a madurar en París encontrará la forma de materializarse a través del yeso, la madera, el alabastro y, sobre todo, el hierro. El respeto al material de sus esculturas, al espacio, al vacío y a su relación con el contexto en el que se insertan será el medio empleado por el artista como altavoz de su discurso. Aunque comienza a trabajar para galerías parisinas y no tarda en alcanzar la consideración de artista con proyección internacional, pronto vuelve a Euskadi para asentarse definitivamente y continuar con su búsqueda incansable de nuevas formas de expresión en su taller y colaborando con fraguas locales.

Cuestiones universales acerca del propio ser humano y de la Naturaleza que abordará a través de la escultura no como un fin en sí mismo, sino como una herramienta de estudio y acercamiento al conocimiento. Todo ello, unido a sus aptitudes para crear esculturas con una personalidad arrolladora, pero capaces de interpelar a cualquier espectador en cualquier parte del mundo por la síntesis de sus formas y su belleza natural, lo elevan al altar de los grandes artistas españoles universales contemporáneos como Picasso o Miró.

Recibió a lo largo de su dilatada carrera un sinfín de reconocimientos, desde el Gran Premio de Escultura de la Bienal de Venecia de 1958 al Príncipe de Asturias de las Artes de 1987, o la concesión del Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense. Colaborará, no sólo con las grandes figuras de las artes plásticas de su tiempo, de la filosofía y de la poesía, sino con otras importantes causas sociales como el movimiento antinuclear o donaciones a Amnistía Internacional.

La culminación de una trayectoria vital y artística incomparable será la inauguración en el año 2000 del espacio Museo Chillida-Leku, donde pudo diseñar su propio bosque de esculturas al aire libre. Dos décadas después de la muerte del escultor, el sitio recibió la Medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes de 2023 en reconocimiento a su labor como uno de los grandes centros que proyectan la cultura vasca al mundo, continuando con la estela que dejó marcada para siempre el genio donostiarra.

Buscando la luz IV. https://commons.wikimedia.org

Fuentes consultadas:

-Chillida, E., Andonegi Santamaría, X., Cobo, A., Góngora Chillida, I., Ungar, C., Andonegi Santamaría, X., Cobo, A., Góngora Chillida, I., & Ungar, C. (2014). Eduardo Chillida: Catálogo razonado de escultura = Eskuluraren katalogo arrazoitua = Catalogue raisonné of sculpture. Nerea.

-Chillida, E., Fernández Ordóñez, J. A., Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), Fernández Ordóñez, J. A., & Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). (1994). Preguntas: Discurso del académico honorario electo Exmo. Sr. D. Eduardo Chillida, leído en el acto de su recepción pública el día 20 de marzo de 1994, y contestación del académico Exco. Sr. D. José Antonio Fernández Ordóñez. Real Academia de Bellas Artes de San Fernnado.

-Chillida, E., Fullaondo, J. D., & Fullaondo, J. D. (1968). Chillida. Alfaguara.

-Chillida, E., Llodrá, J. M., & Llodrá, J. M. (2006). Chillida. Ciro.

-Chillida Leku reconocido con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Chillida Leku.

-Eduardo Chillida. Wikipedia.

-Ugalde, M. de. (1975). Hablando con Chillida, escultor vasco. Txertoa.

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