La historia de La Nueve no es muy conocida en España. Se trata de la 9º Compañía de la 2º División Blindada del Ejército de la Francia Libre que durante la Segunda Guerra Mundial liberó Paris y que estaba compuesta por republicanos españoles. El pasado mes de mayo Los surcos del azar, la novela gráfica de Paco Roca que narra esta historia, se hizo con el premio a la mejor obra de autor español del Salón Internacional del cómic de Barcelona. En ella Roca recupera un pedazo de la historia olvidada de este país mezclando de forma magistral ficción y realidad. La crítica ha destacado sobre todo la increíble capacidad narrativa de su creador además de un dibujo amable dada la dureza la transmite la historia.
Roca conoció esta historia en 2008 durante la presentación del libro de Evelyn Mesquida La Nueve, donde entabló contacto con dos de sus integrantes. Uno de ellos es Miguel Ruiz, republicano español exiliado en Francia. Gracias a sus recuerdos y a la colaboración del historiador Robert S. Coale, Roca reconstruye la historia de la Compañía.
La mayoría de los hombres que componían la Nueve eran muy jóvenes cuando en 1936 cogieron las armas para defender la República española. Al finalizar la Guerra Civil en España habían conseguido exiliarse a Francia o al norte de África embarcándose en el Stambrook, el barco que salió de Alicante el 28 de marzo de 1939 con 3.500 personas cuando las tropas franquistas se disponían a tomar la ciudad. Consiguieron alistarse en el Ejército de la Francia Libre bajo el mando del Capitán Raymond Dronne que fue elegido por el General Leclerc porque hablaba algo de español y había sido fiel a la Francia libre desde que estalló la guerra. Dronne los describiría en sus "carnets de route" como "magníficos soldados, guerreros valerosos y experimentados". El propio Leclerc le advirtió de que daban miedo y Dronne los bautizo como "Les Cosaques". Su sangre fría y su audacia les impulsaban a internarse en solitario tras las líneas enemigas para dar golpes de mano contra la retaguardia alemana. Fueron equipados con material estadounidense y adiestrados como las unidades blindadas norteamericanas, se les permitió que llevasen una insignia con la bandera republicana en los uniformes y que bautizaran a los blindados con los nombres de las batallas de la guerra civil: Teruel, Ebro, Brunete, Madrid, Belchite o Guadalajara. Combatieron contra los alemanes en Rennes, Le Mans o Alençon y liberaron Paris el 24 de agosto de 1944, un día antes de que llegara el grueso de las tropas.
Once calles de París cuentan con placas que les rinden tributo, algunos han sido condecorados en los últimos años y otros fueron enterrados con honores militares. Sin embargo el reconocimiento francés les llego tarde y el olvido en España fue total. Lo peor para estos hombres fue vivir en el exilio viéndose abandonados por los aliados a los que habían brindado una ayuda fundamental. Pensaban que éstos terminarían por invadir España, sin saber que Franco ya buscaba su sitio en el nuevo escenario internacional.