Estos territorios se consideraron reales, pero en realidad fueron producto de la imaginación, de engaños o de errores humanos.
Hay islas que han sido descubiertas y luego perdidas, conocidas y luego des-conocidas. No han quedado sumergidas por el efecto del cambio climático. Su origen es humano, un producto de la imaginación y el error. Así describe Malachy Tallack parte del argumento de un libro fascinante («Islas des-conocidas. Un archipiélago de mitos, misterios, fantasmas y fraudes», con ilustraciones de Katie Scott) en el que recopila todo un archipiélago de islas des-conocidas. Cada una de ellas tiene su propia historia, aunque en general las divide en seis secciones: islas de la vida y de la muerte, procedentes del mundo de los relatos, de la literatura y las leyendas; los pioneros, halladas por los primeros navegantes del Atlántico; la era de la exploración, cuando los marineros europeos empezaron a explorar el globo; islas sumergidas, que supuestamente existían en las profundidades; y desconocimientos recientes, historias de los últimos años. He aquí algunos ejemplos citados por Tallach.
Avalon
El último sueño de Arturo en Avalón». de Edward Burne-Jones.
La noción del paraíso en la Tierra siempre ha formado parte de las tradiciones míticas. Los celtas también tenían una isla bienaventurada. Ávalon o Avalón es el nombre de una isla legendaria de la mitología celta en algún lugar de las islas Británicas donde, según la leyenda, los manzanos dan sabrosas frutas durante todo el año y habitan nueve reinas hadas; entre ellas, Morgana. Fue allí donde se forjó la espada del rey Arturo, Excalibur, y donde el propio rey se retiraría tras resultar herido en la batalla de Camlann.
Hawaiki
Reconstrucción de Hawaiki realizada por Wilhelm Dittmer en 1907
Hawaiki o Havaiki es una isla mítica donde los polinesios sitúan su origen. Las leyendas explican que las almas de los polinesios vuelven allí después de la muerte. En efecto, cuando los maoríes empezaron a comunicarse con los europeos, en el siglo XVIII, insistían en que Nueva Zelanda no era su lugar de origen, que sus ancestros procedían de Hawaiki, una isla en algún lugar más allá del horizonte nororiental. Para los maoríes, Hawaiki es el lugar de la bondad.
Tule
Tule como Tile en la Carta Marina de Magnus.
En el siglo IV a.C., Piteas, un explorador de la colonia griega de Massalia (Marsella) no solo afirmaba que había llegado a Gran Bretaña, sino más allá, hasta la isla de Tule, hasta entonces desconocida. Tule es un término usado en las fuentes clásicas para referirse a un lugar, generalmente una isla, en el norte lejano. A menudo se cree que pueden haber sido diversos lugares como Escandinavia. Otros creen que se localiza en Saaremaa, en el mar Báltico. En la geografía romana y medieval, el término «Ultima Thule» también puede designar cualquier lugar distante situado más allá de las «fronteras del mundo conocido».
San Brandán
Abraham Ortelius, Theatrum Orbis Terrarum, 1570. La isla S. Brandain aparece en la latitud 50º norte, meridiano 360, frente a las costas de Irlanda.
San Brandán fue un monje viajero muy conocido que vivió entre los siglos V y VI. En el 512 inició un viaje extraordinario desde Irlanda del que hay cientos de versiones, donde se mezclan hechos y ficción. Siete años después llegaron a la isla que aparentemente buscaban, la de los Bienaventurados, el paraíso en la Tierra. En el mapamundi de los hermanos Pizigani (1367) y en el planisferio de Andrea Bianco (1448), la isla de San Brandán (también conocida como San Borondón) se sitúa próxima a las Azores; el supuesto mapa de Toscanelli (1474), que habría sido conocido por Cristóbal Colón, al sudoeste de Madeira; Martin Behaim, en el globo terráqueo construido en Núremberg en 1492, en medio del Atlántico; Leonardo Torriani, próxima a las Canarias.
Isla Brasil
La Isla Brasil frente a las costas de Irlanda en un mapa de Europa de Abraham Ortelius, fechado en 1572
Desde principios del siglo XIV, en los mapas elaborados en Génova y en otros lugares de Europa, se mostraba una isla de forma circular al oeste de Irlanda, denominada Insula de Brazil o alguna variación de este nombre. La isla tenía su origen en la mitología celta. Era un lugar que raramente se dejaba ver, oculta tras una espesa niebla. Solo aparecía ante unos pocos elegidos, una vez cada siete años. La convicción de que había una isla de esas características al oeste de Irlanda duró siglos. Incluso un capitán irlandés hizo en 1674 una descripción muy detallada del lugar, al que dijo haber llegado por casualidad.
Frislandia
La isla de Frislandia en el mapa de N. Zeno (1558) aparece en la parte inferior izquierda
Frislandia es otra de las llamadas islas fantasmas que figuran en la mayoría de los mapas y cartas náuticas del Océano Atlántico Norte dibujadas entre los años 1560 y 1660. El Imperio Británico poseyó numerosas islas inexistentes en diferentes épocas. De hecho, algunas de sus primeras adquisiciones resultaron no ser reales. Por ejemplo, Frislandia. Fue el dr John Dee quien tomó posesión de ella en nombre de la corona. Resulta sorprendente que tanta gente creyera en estas islas, en particular en Frislandia, que apareció en los mapas hasta bien entrado el siglo XVII.
Atlántida
Mapa de Athanasius Kircher mostrando una supuesta ubicación de la Atlántida. (Mundus Subterraneus, 1669). Mapa orientado con el sur arriba.
Aunque sin duda es la más célebre de todas las islas desaparecidas, la Atlántida no es, en sentido estricto, una isla: es una islas ficticia, inventada por Platón con un propósito alegórico. La historia (que aparece en dos de sus diálogos, Timeo y Critias) nunca debió interpretarse de forma literal. Pero a pesar del acuerdo casi universal que hoy existe sobre este punto, las dos obras eran suficientemente ambiguas para alimentar más de 2.000 años de especulación y pseudociencia.
Isla Buss
Mapa de Isla Buss, de la obra de John Seller English Pilot, 1673
Isla Buss es el nombre dado a una isla fantasma supuesta en el Atlántico Norte. Durante la tercera expedición de Martin Frobisher en septiembre de 1578 los marineros que iban a bordo del navío Emmanuel cuyo capitán era Richard Newton dijeron haber avistado una isla entre Islandia y la también «fantasma» Frislandia. El nuevo descubrimiento comenzó a aparecer en los mapas con el nombre de Buss (un tipo de barco pequeño, como era el Emmanuel). Otros marineros dijeron luego haberla visto e incluso haberla pisado.