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La feria de las vanidades, de W. M. Thackeray

Cristina Cobo Tejederas 20 de Mayo de 2010 a las 11:30 h

La feria de las vanidades, novela escrita por William Makepeace Thackeray, es una de las obras maestras literarias de la época victoriana inglesa. En la Biblioteca de Filología hay numerosas ediciones de este libro, tanto en el inglés original como en traducciones al castellano y otras lenguas.

Además, también encontramos entre los recursos electrónicos la película La feria de las vanidades, dirigida por Mira Nair, que sobresale entre el resto de antiguas adaptaciones cinematográficas de la obra.

La historia contada en La feria de las vanidades es la de dos muchachas, Rebecca Sharp y Amelia Sedley, de carácter y posición social totalmente opuestos. La primera, Becky, hija de un artista y una cantante de ópera, es ambiciosa, manipuladora y seductora de todos los hombres que pueden ayudarla a escalar en la sociedad. Amelia, por otro lado, es el prototipo de mujer angelical, criada en una buena familia, generosa, sumisa a su marido y devota con su hijo. Sin embargo, esta aparente dicotomía de caracteres, tan típica de la literatura victoriana, es una dualidad alterada de los dos modelos de mujer que reinaban en esta época: Amelia, el "ángel del hogar" con el que se la identifica al principio de la novela, no es todo virtud y valor moral; y, por su parte, Becky no resulta del todo perversa para el lector, a pesar de su perfil de femme fatale (Thackeray, Amorós, & Espinosa, 2000, pág. 81). Ambas, amigas de la escuela, salen a la "feria" del mundo exterior para encontrarse con diferentes destinos (Becky escalando económica y socialmente, y Amelia, viendo a su familia arruinada), pero estando siempre marcadas por los hombres que serán sus pretendientes y maridos: el hermano de Amelia, Joseph Sedley; el libertino capitán Rawdon Crawley; el rico hijo de un comerciante, George Osborne; William Dobbin, el amigo leal; Lord Steyne, un marqués adinerado y respetable, etc.

Todos estos personajes y un sinfín más de secundarios, pertenecientes a todas las clases sociales, se mueven por diferentes pasiones e intereses: amor, dinero, deseo, envidia, egoísmo, frivolidad, codicia, odio, ambición, vanidad etc. La importancia de este hecho en la obra se subraya mediante el prólogo y la conclusión de Thackeray, quien se nos presenta como el director de una función de marionetas (los personajes) a las que mueve y controla de aquí para allá por el escenario de la feria de vanidades (la sociedad inglesa victoriana). Así, en el prólogo llamado "Ante el telón", que subraya la analogía con el mundo teatral, el autor dice:

" Se enorgullece de que sus títeres hayan deleitado al público más exigente del imperio.  Así, la famosa Becky, cuyas articulaciones han demostrado una excepcional flexibilidad, se ha destapado como una temeraria funámbula; la muñeca Amelia, a pesar de contar con un círculo más reducido de admiradores, ha sido tallada y engalanada por el artesano con el mayor mimo [...]" (Thackeray et al., 2000, pág. 152)

Como se puede observar, aparece de nuevo el recurrente dualismo Becky - Amelia, caricaturizadas como títeres. Al final de la novela, como ya se ha dicho, las últimas palabras vuelven a referirse a esta concepción de los personajes como marionetas: "Devolvamos los títeres a su caja y cerrémosla bien. Es hora de bajar el telón." (Thackeray et al., 2000, pág. 1093).

La feria de las vanidades plantea un escenario realista, basado en la Inglaterra de principios del siglo XIX. Sus personajes ficticios (aunque bien podrían estar inspirados en tipos, caracteres y personalidades contemporáneos del autor) se mueven por escena y por la vida mediante los hilos de un titiritero. Sin embargo, de cuando en cuando toman cierta vida propia y libre albedrío, debido a la profundidad psicológica de los protagonistas concedida por el autor. En todo caso, la novela es una visión contemporánea de la sociedad de Thackeray que nos muestra pinceladas de vidas cotidianas y, en definitiva, es una lectura entretenida para el lector actual tanto como lo fue para el lector victoriano de la época.

En cuanto a la película, es una adaptación bastante fiel del argumento, de los personajes y del espíritu thackeriano. Aunque para algunos pueda resultar un tanto superficial y con poca carga emocional y dramática, la mayoría la encontrarán entretenida y muy atractiva. El espectador se ve deslumbrado por la ambientación de los escenarios, la exuberancia visual, la música y la acción dialogada. Además, el contexto histórico de la novela, el colonialismo británico, está reflejado intencionalmente en el filme con esencia y aires de la India, cuna de la directora Nair, así como del propio Thackeray. La actriz americana Reese Witherspoon (Becky Sharp), cuya interpretación resulta admirable, sorprende al público por adaptarse tan bien a un papel alejado de sus anteriores trabajos El resto del elenco está formado por actores y actrices británicos más o menos conocidos, como Jonathan Rhys Meyers (George Osborne), Romola Garai (Amelia Sedley), Gabriel Byrne (Lord Steyne) o James Purefoy (Rawdon Crawley).

En resumen, La feria de vanidades es una novela recomendable para los lectores interesados en el período victoriano, puesto que conocerán de cerca situaciones que solían ocurrir a hombres y mujeres de la época gracias a las escenas y retratos costumbristas de Thackeray. Y su versión cinematográfica, aunque más ligera, tampoco defraudará a los ya conocedores del autor, al tiempo que animará a seguir leyendo a aquellos que se inicien en este tipo de literatura.

 

Referencias:

 

Nair, M. (2005). La feria de las vanidades. Madrid: Universal Pictures Iberia, D.L.

 

Thackeray, W. M., Amorós, J. A. Á., & Espinosa, M. R. (2000). La feria de las vanidades : novela sin héroe (Vol. 305). Madrid: Cátedra.

 

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