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El señor de las moscas de William Golding

Carlos Lombas Huerta 2 de Febrero de 2011 a las 15:20 h

El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto. Jorge Luis Borges

 ¿Vería William Golding en esos adolescentes algo premonitorio de la pre-tiranía que se manifiestan en algunos de los de ahora, que aún teniendo una autoridad paterna o adulta, dominan la familia?

O es una síntesis de la larga adolescencia de la humanidad, que hasta la declaración de los derechos humanos, vagó por la incomunicada tierra, hasta la creación de un adulto invisible, con criterio, llamándole dios o dioses.

La novela de 1857 de Robert M. Ballantyne , La isla de coral inspiró a William Golding para escribir esta novela.

Leer hoy El señor de las moscas,  nos deja menos sorprendidos que allá por 1980. Lo que parecía el manual de supervivencia de los niños salvajes, que han poblado la historia de la humanidad contemporánea, pues no se sí por la globalización informativa, o por la radicalización precoz de los mimados niños, estos comportamiento no nos sorprende demasiado, y nos conforma, no verlos en los más cercanos.

No hay ninguna niña, sin otro propósito del autor, que plasmar el desarrollo de la humanidad, gobernada por personas masculinas, y el planteamiento y desarrollo desde esas variadas personalidades, haciéndolas responsables de los errores o aciertos, sin más sutilezas, que si compartiendo ideas femeninas, hubiera sido de otro modo. No olvidemos que los pocos matriarcados de la historia también han sido ejes guerreros.

Un grupo de cadetes británicos, entre seis y doce años, en plena segunda guerra mundial son evacuados de la zona donde se encuentran. El avión tripulado por adultos en el que viajan, sufre un accidente causado por una tormenta, del que solo sobreviven los niños y un adulto gravemente herido, al que intentaran salvar, para no perder la referencia de mando, que representan los adultos. Pero la lenta recuperación de este piloto, les deja libre albedrío para sobrevivir.

Los primeros días resultan idílicos, lejos de los condicionamientos de un mundo adulto, los niños van disfrutando de esa libertad que quisieron entrever que existía fuera del férreo control de sus progenitores o mentores. Descubren lugares paradisíacos en  la libertad en la naturaleza completa, un mar limpio, una vegetación exuberante, la comida a su alcance, y todo el tiempo libre sin horarios, en un territorio que descubren en sus exploraciones que es una isla.

Pero el paso de los días, les exigirá una previa organización para recoger y gestionar los recursos alimentarios, la distribución de responsabilidades, y los tiempos, con el objetivo de sobrevivir, hasta ser rescatados.

Mientras eso llega, cada personalidad manifiesta sus propias necesidades. Cada acto, dentro de aquella organización social,  tiene que ver con el orden en oposición a la violencia,  con un servilismo sometido al líder, y frente a la brutalidad, la bondad que acorrala los instintos descontrolados, esas pautas menos primarias, que ellos creen haber descifrado en el mundo más equilibrado de los adultos, en el que estaban creciendo, también marcando en los dos bandos, las razones de su rivalidad.

Los niños tienen pesadillas con una bestia que piensan que anda suelta por la isla, y este sueño les atemoriza. El ídolo nace del sueño de uno de los muchachos, Simón, representación de lo místico, donde la cabeza del jabalí a modo de personificación de un reto vencido, que les permite sobrevivir, está rodeado de moscas, desde la imitación de las estructuras del mundo que civilizado, dando presencia permanente a la muerte, y a un estadio natural de convivencia del bien con el mal.

Algunos materiales se convierte en los símbolos que harán de pauta para diferencial lo importante de lo trivial: el que tenga la caracola, se le concede el derecho de opinar en la asamblea;  la cabeza clavada y rodeada de moscas, es la imagen del poder y ha de provocar miedo a los súbditos; la hoguera, es el único recurso que les servirá para alertar al mundo de su aislamiento, y que quieren ser rescatados, y las gafas son el instrumento para volver a crear este fuego, si se apagase.

También cada personaje representa una cualidad humana: Ralph, Piggy, Jack, Roger, Simón, son la clase dirigente y los otros niños, el resto de habitantes del mundo, protegidos por unos y manipulados por otros

La novela está llena de recursos atávicos, relacionados con el psicoanálisis, que aunque  desconocido por los niños, su instinto los crea para sobrevivir, pasando de la inocencia a la barbarie.

Esta historia cruel,  surgida de la experiencia del autor en la segunda guerra mundial, está poblada de minuciosos detalles muy estéticos y diálogos elegantísimos, que desbordan nuestra imaginación.

Podríamos seguir buscando genealogías literarias, ensayísticas  o realytis de moda, que desmenuzan los temas de la novela, o también encontrar su opuesto en él Emilio de Rousseau.

 El señor de las moscas  ha sido llevada al cine en dos ocasiones,

 En la primera película, el director inglés, Peter Brook en 1963,  hace un guión fiel versión cinematográfica del libro, en blanco y negro, donde los  niños tienen las mismas edades que las que se narran en el libro. En plena II guerra mundial,  aislados de la civilización, en una isla, sin adultos,  contando  únicamente con la aplicación de sus iniciativas, sobreviven casi todos hasta que son rescatados.. La protagonizan James Aubrey, Tom Chapin, Hugh Edwards, Roger Elwin, Tom Gaman, John Walsh, Jeremy Willis

La segunda es de producción estadounidense dirigida en 1990 por Harry Hook, con guión de Sara Schiff Protagonizada por Balthazar GettyChris FurrhDanuel PipolyAndrew TaftEdward TaftGary Rule,  en ella los cadetes son americanos,  miembros de una academia militar y todos en plena adolescencia. 

Ambas películas, no pierden el embrión ideológico del libro de Golding, siempre adaptándose al público al que van dirigidos, y mediatizando las alegorías, a la idiosincrasia inglesa o americana frente al miedo y la incertidumbre.

Tuvieron gran éxito ambas.

 William Goldingnovelista y premio nobel británico, nació en  1911 en St Columb Minor, en Cornwall, estudió en la Universidad de Oxford, donde posteriormente impartió seminarios de lengua inglesa. Durante algunos años trabajó en el teatro, como actor y como autor, aunque prefirió dedicarse a la enseñanza. Así, fue maestro de escuela hasta que se alistó en la Marina durante la II Guerra Mundial. Terminada la guerra, comenzó a escribir de nuevo. Su primera novela, El señor de las moscas (1954), cuya versión cinematográfica dirigió Peter Brook en 1963, tuvo un enorme éxito, y ha sido considerada como una de las obras más importantes de la literatura del siglo XX. A ésta le siguieron otras novelas en las que el autor trataba temas similares, siempre relacionados con el bien y el mal que habitan en el interior de los seres humanos: Los herederos (1955) y Martín el náufrago (1959) entre ellas. Muchos de los textos de Golding exploran los dilemas morales y las reacciones de las personas cuando son sometidas a situaciones extremas. Su trilogía Ritos de paso (1980, ganadora del Premio de la Asociación de Libreros), Barrios cerrados (1987), y Los fuegos de abajo (1989), dejan entrever su pasión por el mar y la navegación. Entre sus restantes obras se cuentan dos colecciones de ensayos, Puertas ardientes (1965) y Un blanco móvil (1982), así como una obra de teatro, The Brass Butterfly (1958). Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1983 y en 1988 fue nombrado sir. Murió en 1993 (datos de Wikipedia)

Peter Brook, hijo de judíos rusos emigrados a Inglaterra, nació en Londres. Estudió en la Westminster School, en la Escuela Gresham, así como en la Universidad de Oxford. Se inclinó muy pronto por el teatro. Hizo su debut como director en 1945 con apenas 20 años en Birmingham Rep, después de ser descubierto por Barry Jackson. Entre 1947 y 1950 fue ya director de la Royal Opera House. Durante los cincuenta trabajó en muchas producciones en Europa y Estados Unidos, y en 1962 regresó a Stratford-upon-Avon para unirse a la recién establecida Royal Shakespeare Company (RSC). Durante los sesenta dirigió una gran cantidad de producciones para esta RSC.

Pero en 1970 dio un giro radical en su vida; viajó con pequeños grupos, se interesó por la expresión teatral asiática, atravesó luego de parte a parte África: un reflejo temprano está en Los ik, de 1975. Pues ya había formado un Centro Internacional para la Investigación Teatral en Paris, donde en la actualidad es director. Sus representaciones se llevan a cabo en un teatro quemado que él descubrió, al lado de la estación del norte: Les Bouffes du Nord, donde ha desarrollado su tarea durante cuarenta años, no sin viajar al extranjero con su grupo de actores de las más diversas procedencias (africanos, japoneses, europeos). Sus mayores éxitos no sólo fueron sus originales escenificaciones de obras de Shakespeare ?como Romeo, Lear, Timón de Atenas, El sueño de una noche de verano, Medida por medida, o La tempestad (ya en 1968, que rehizo en 1990)? o su experiencia con el Teatro de la Crueldad que culmina con su escenificación de Marat/Sade (1964) de Peter Weiss, o grandes puestas en escena personales, como El Mahabharata (1987). Pues su trabajo ha incluido, además, obras de Jarry, Chejov, Genet (El balcón) o Beckett (Días felices), creaciones a partir del psicólogo Sacks, piezas sencillas tomadas del mundo africano, óperas de Debussy (Pelleas) o de Bizet (La tragedia de Carmen, 1982).

El ideal expresado en su libro más difundido y antiguo, El espacio vacío, se ha ido plasmando de muy diversos modos, si bien en sus últimas piezas el despojamiento ha sido radical. Es un gran creador que parte del teatro más elemental, basado en gestos, decorados, movimientos, diálogos rápidos: Je me rapelle, Woza, Albert, El traje, Warum, warum (2008), y también en una pieza sobre Dostoyevski con mucho texto, El gran inquisidor. Muchas de sus obras han podido verse en España, y además él mismo se ha ocupado de filmar varias de sus representaciones, lo que le ha acercado al público. Su cine, independiente, ha sido durante años un complemento de su teatro. En los últimos años ha escrito unos 'recuerdos falsos' y ha dado otros libros de evidente calidad y energía vital. ( datos de wikipedia)

Harry Hook nació en 1960 en Inglaterra, es director, guionista y editor. Sus películas más importantes son Todo por amor, El señor de las moscas, El último de su tribu, Por la senda más dura, St. Ives, la cocina de Toto, Antes de morir para siempre, Pecados de los padres o Juramento Thenge y documentales como El corazón de Thomas Hardy, La ciudades más grandes del mundo: Hong Kong y Nueva York o Kipling (datos de imdb)

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