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Cartas huérfanas de Carlos Lombas

Carlos Lombas Huerta 31 de Mayo de 2011 a las 10:09 h

"El verdadero huérfano es el que no ha recibido educación". Proverbio turco.

En la 1ª  Semana de las Letras Complutenses, del homenaje al premio nobel D. Mario Vargas Llosa, surgieron y prosperaron un gran cúmulo de iniciativas, que la convirtieron en un éxito.

Una de estas iniciativas fue el concurso de cartas al escritor, que resulto muy positivo.

Y pensando en ello, me vino a la memoria la película de una escribidora de cartas, llamada Dora, que redactaba éstas, en La estación central de Brasil de Daniel Portilla.

"   Dora, una profesora retirada que se gana la vida escribiendo cartas en la Estación Central de Río de Janeiro. Es una mujer muy fría y solitaria, por lo que no siente culpa al desechar las cartas por cuyo envío sus clientes pagaron. Una de estos clientes llega con un niño y redacta una carta al padre de este, pero sorpresivamente ella es atropellada por un bus y el niño queda solo en la estación..."

 

De este argumento partí para traspapelar las identidades, y escribir:

 

Cartas huérfanas

 

 

Ficción de Carlos Lombas, en el papel de Doña Dora Llosa.

 

 

 

 

Diez cartas que llegan tarde.

De doña Dora, madre del ahora marqués D. Mario Vargas Llosa, a su marido.

 

(Fueron puestas en su archivo personal por el propio D. Mario, y ahora me autoriza a transcribirlas libremente, para que ustedes, sus lectores, las conozcan.)

 

***

(Estas primeras cartas la escribió mamá Dora, pensando que ya en el futuro, su hijo iba a escribir demasiado). 

"Nota de D. Mario".

 

Arequipa, 15 de diciembre de 1936

 

El bebe Marito está muy bien, crece normal, me mira con sus grandes ojos, todos para mí, con un único horizonte. Me sonríe, como si el supiera que llegarás en cualquier momento para sacarlo de paseo.

Te escribo y recuerdo, ese noviazgo donde las cartas iban llenas de suculentos futuros, y a día de hoy estoy recogida en casa, pensando el mal que te podido hacer, para no saber ni donde reclinas tu cabeza cada día.

He pensado, de momento, decirle al niño, cuando me entienda, que su padre está muerto. Me causa mucha tristeza, pero es la única manera que veo para que siga viviendo, liberado de un fantasma. Con ese que yo convivo, ya tiene bastante la familia.

Adiós Ernesto, te espero siempre

Dorita

***

 

Cochabamba, 16 de diciembre de 1937

Ha pasado otro año Ernesto y nada he sabido de tu vida.

Nos hemos ido de Arequipa, los cuchicheos hacían la vida de toda la familia insoportable.

Al papa Pedro le han ofrecido un puesto la familia Said, para dirigir una plantación e algodón aquí en Cochabamba. Que descanso, deseaba con todas mis fuerzas desaparecer de Arequipa, parecía que era el mismo diablo, a los ojos de los otros burguesitos. Papá y mamá han vuelto a sonreír.

Tenemos una gran casa, con un patio con árboles, Marito, que ya ha empezado a andar, juega con sus primas, mientras nosotros estamos sentados en unas grandes hamacas. Esto es un paraíso.

¡Qué bien estaríamos todos juntos aquí!

Tu hijito lo pasa muy bien con sus tíos, todos le adoran. Lucho, Juan, Jorge y Pedro hacen unos padres estupendos.

La abuela Carmen y la tía Mamaé me cuidan mucho, intenta hacerme sonreír, cuando se me va el santo al cielo, pensando en ti, o pensando que estamos divorciados.

Bueno, de nuevo muy pronto es Navidad, y te esperamos.

Te mando dos besos sinceros, uno mío y otro de tu hijo del alma.

 

Dorita

***

 

 

Cochabamba, 17 de diciembre de 1938

Cómo pasa el tiempo mi querido Ernesto. En medio de está tranquilidad, hay una gran armonía, y nos hemos adaptado muy bien en este país.

Tu hijo, que ya tiene dos años, se queda ensimismado con la radio. Cuando nos sentaos todos alrededor para escuchar las radionovelas, se queda como paralizado, sentado en el suelo. Otras veces lo pongo en brazos, y se queda dormido. Es un tesoro, me gustaría que lo pudieses ver. En la próxima carta te enviaré una foto de Marito, ah, y otra de todos nosotros en el patio de la casa.

Bueno otra Navidad echándote de menos, y  con los recuerdos de aquellos días en Tacna, cuando nos conocimos. ¡El galán más guapo de toda América, se había enamorado de mí!

Muchos besos de tu hijo y míos.

Pienso en que el próximo año podamos vernos.

                                         Dorita

***

 

Cochabamba, 18 de diciembre de 1939

 

                             Ha pasado otro año Ernesto, y no tengo noticias tuyas. Me paso las tardes leyendo esas pequeñas novelas por entregas, y mientras, pienso en nuestra corta vida en común, y revivo en ellas, aquellos celos tuyos, aquel tiempo que vivimos en Lima, en casa de tus padres, donde apenas podía salir a la calle, si no era acompañada.

Marito empieza a hacer palotes con un lápiz, en todo lo que encuentra. Tengo esas hojas de los folletines, llenas de sus garabatos.

Y al hilo, quería preguntar, ¿cómo está tu familia, dale recuerdo a tu hermana Oriele y a tu cuñado Cesar. Y tu padre cómo está? ¿No sé si vive aún?

No sé si te he contado que la casa tiene un segundo patio, donde están los lavaderos, los cuartos de los criados y unos corrales, por donde nuestro hijo se mueve como una liebre, aunque tiene una gran enemiga, una cabrita  sin nombre, que de vez en cuando le da un revolcón. También tiene un amigo lorito, que imita sus gritos  y sus risas.

Es tan inquieto y divertido, es muy feliz, se pasa todo el día jugando. Aquí cada uno tenemos un cuarto, y se pasa el día de una habitación a otra, recibiendo besos y achuchones de todos, lo que lo han convertido en un niño muy mimado. Pero es encantador, y está muy alto¡

Las tías ya han empezado con los preparativos de la Navidad,  plantan latitas con trigo, para el nacimiento, sacan las figuritas  y todos los adornos del árbol. Es un preciso ritual, con el que los niños están emocionados, y la tía Mamaé,  prepara las cartas para pedir los regalos al niño Jesús

¡Que de cosas te estoy contando! Si pudieras verlo!

Me gustaría que pensaras algunos minutos en nosotros, y nos mandases cuatro letras, llenarías un poco más mi corazón.

Te volverá a escribir el próximo año.

                                                                                              Dorita

***

 

Cochabamba, 19 de diciembre de 1940

 

Otro año más, y ahora que la casa está tranquila, siguiendo la costumbre de escribirte una carta antes de  cada Navidad,  desde que nació Marito, voy a contarte las novedades.

Llevo algunos meses trabajando., encargada de la contabilidad de la Casa Grace, y las horas del día me saben a poco, pues el resto del tiempo, nuestro hijo, lo requiere todo.

Tenemos un televisor, frente al que nos quedamos todos ensimismados, donde Marito ha encontrado su héroe favorito, Tarzán, y al que imita en todos los árboles del patio, con sus primas y amigos, hasta caer exhausto, y duerme la siesta, en una hamaca rodeados de su selva particular.

Estos días vienen muchos niños a casa, la abuelita Carmen y la tía Mamae le preparan panes con mantequilla, refrescos y nosotros les acompañamos con café con leche, o chocolate con leche y pastelillos. Hay mucha armonía en esta casa tan grande, vivimos muy animados, más que nuca en estas fechas.

Y el niño crece por días, con los vicios de un niño tan mimado. Es muy llorón, bastante travieso, a la vez que muy inocente y otra cosa que le gusta mucho es ponerse a hacer como que reza, cuando nosotros estamos en casa rezando el rosario o en la iglesia. Es muy devoto, a su manera.

A principios del próximo año hay que operarle de amígdalas, lo llevaremos a un médico que hay enfrente de casa, el doctor Sáenz Peña. También empezará a ir, aunque es un poco pronto al colegio de La Salle.

Una de las tardes que estábamos solos en los corrales, me pregunto que donde estaba su papá, y le dije que ¡había muerto! ¡Qué está en el cielo!

Y ya no me volvió a preguntar más por ti, Ernesto. No entendería, de momento otra cosa.

Se quedo callado unos segundos, y luego se escondió tras mis faldas, pues oyó ladrar al perro del señor Beckmann, que le causa terror, pero no se cansa de provocarle, siempre que el perro está atado.

Bien ya vuelven todos a casa, y son más de la ocho.

Espero saber de ti muy, pronto. Me gustaría que conocieras a Marito.

Te envío la foto, pero está más guapo al natural.

 Te deseo un buen año.

Nadie sabe que te escribo.

                                                                                  Dorita

***

 

Cochabamba, 20 de diciembre de 1941

Querido Ernesto, hace cinco años que no te veo, y aún no he dejado de tenerte presente, con un gran sentimiento de amor. Todos llevan este tiempo haciendo que no me quede ensimismada, pensando en nuestro pasado, y consigue que sea feliz la mayor parte del día.

Marito es un niño muy amoroso, ya ha empezado a hacer algunas letras y a conocerlas, y creo que cualquier día de estos empezará a leer de verdad. Te enviaré una muestra de sus primeras frases, para que tengas algo personal de nuestro tesoro.

Este año la Navidad tiene el propósito de llenar esta larga mesa, como las que casi cada día del año, nos reúne, llenos de familia, con todos los pasteles y confituras tacneñas y moqueguanos, como sopaipillas y guarqueros, que la abuelita y Mamae, comían en su juventud, y que ahora elaboraban como un ritual mágico. Huelo toda la casa a perfumes, que nos hace sentir, a todos en la gloria.

Hace una semana llego tan contento, de la mano del tío Lucho, pues había aprendido a nadar. Y de la escuela vuelve contentísimo, su maestra me cuenta que le gusta ver los libros de aventuras, y los dibujos de aventuras, que tiene en la biblioteca del parvulario. Creo que será un niño muy estudioso.

Bien, nos vamos a caminar con Marito y las primas,  por un paseo llamado Cala-Cala,  un lugar tan bonito, pues quieren que les invite a un helado.

Estás cartas me llenan de felicidad, y me siguen manteniendo unida a ti.

Siempre te espero.

                                                                                                    Dorita

***

 

 

Cochabamba, 21 de diciembre de 1942

Me gustaría mucho que vieras a nuestro hijo, ha crecido tanto, y es tan inquieto, pero cuando se pone a hacer las muestras de caligrafía, o a copiar unas canciones de un librito que tiene la abuelita de canciones infantiles peruana

Ya he aprendido a escribir y a leer correctamente. Copio esta canción hace varios meses, para regalarme el día de la madre, te la envío para que lo disfrutes lo mismo que yo, y toda la familia.

A mi Mamá

Canción para el Día de la Madre


Mamita querida
de mi corazón
yo te quiero mucho
con todo mi amor.

Por eso te traigo flores
por eso te canto yo
por eso te traigo flores
con gran emoción.

Mamita querida
aunque soy chiquito/a
mi amor es grande,
mas grande que el sol.

Por eso te traigo flores
por eso te canto yo
por eso te traigo flores
con gran emoción.

Mario V.L.

A sus primas Gladys y Nancy, le hace mucha gracia esa emoción que el pequeño le pone a sus tareas escolares.

Esta casa es una fiesta constante, todos los tíos están preparando los trajes, para asistir a un baile de disfraces. Acabo esta carta, pues mientras escribo estas letras, pues nuestros golfillos, están tirando por el balcón globos llenos de agua, a los vecinos que pasan por la calle.

Donde estés pasa muy buena Navidad, y si estás con tu familia, muéstrales mis más sinceros respetos.

Un abrazo para el único hombre que quiero.

                                                                                  Dorita

***

 

Cochabamba, 22 de diciembre de 1943

 

Hola Ernesto, hoy Marito vino muy excitado de la escuela, y después de darme un beso, me pregunto ¡ qué era una familia? ¿Y qué era un papá?

Después me dio un papel que traía arrugado en la mano, diciéndome que lo había copiado de un librito, y que era para mí. Te lo envío para que lo leas.

 

La familia Cucharón

 

Mi papá Tenedor, mi mamá Cuchara
Y yo soy Cuchillito de comida rara. 
Mi abuelo Cucharón, 
Mi abuela Espumadera
Y mi prima querida Cuchara de Madera
Estaba el negrito aquel
Estaba comiendo arroz
El arroz estaba caliente y el
Negrito se quemó.
La culpa la tiene usted
Por lo que sucedió
Por no haberle dado cuchara
Cuchillo ni tenedor.

Cuando acabe de leerlo, unas lagrimitas corrían por mi cara. Le conté el cuento de que los niños vienen de París, y que los trae una cigüeña. Y me contesto que él quería ir a París.

Al momento, se quedo callado, y corrió a despedir al tío José Luis, que había pasado unos días con nosotros. Me parece que le pregunto algo, pero ninguno de los dos me dijo de qué se trataba.

El tío Lucho y la tía Olga han tenido su primera hija, y le han puesto de nombre Wanda.  Y el curioso de tu hijo lo encontró el tío Lucho espiando, subido a un árbol del patio, para ver como venía la cigüeña con su prima.

Ya han empezado los preparativos de Navidad, con la misma ilusión de todos los años. La casa es una fiesta mayor, si es que aún cabe.

Te mando un beso de tu hijo, pegado a su cancioncita.

 Muchos besos míos.

                                                                                  Dorita

***

 

Cochabamba, 23 de diciembre de 1944

Ernesto, que rápido crece Mario. Habla mucho con todos los tíos y con sus primas, y le pregunta a todo el mundo, lo quieren ser de mayores.

Hemos llegado un poco tarde de dar un paseo largo. Ya está bajando el sol y venimos de la estación. No se mies pies me llevaron hasta allí, como si esperará que llegaras en algún tren de la tarde. Me  emocione mucho, pues había mucha gente. Unos lloraban, otros se reían, era un verdadero hervidero, en estas fechas navideñas.

Marito estaba jugando en el andén con Joaquín, un chico de la misma edad de nuestro pequeño, que recogió el abuelo, en la plantación que no tenía padres y con Orlando, el hijo de una cocinera que lo dejo en casa abandonado, después de dar a luz, tiene casi diez años.

Para completar la emoción,  acabo de leer un papelito que sobresalía del bolsito de la camisa de Marito, ya verás que bonito. No sé donde lo ha copiado, y con muy buena letra.

 

Cuando sea grande

quiero ser poeta

brindar emociones

con todas mis letras

......está esta sin firmar...***

 

Piura, 24 de diciembre de 1945

Mama me dice que te haga un dibujo para enviarlo dentro de la próxima carta. Había un cartel en el despacho del abuelito, que recorte, es este que va pegado a mi dibujo por detrás<:

 

Y me he dibujado como si fuera un pez dentro del agua. No sé si te gustará. A mamá le ha hecho mucha gracia, pues dice que parezco un soldadito pez.

 

El pececito

Canción infantil


Cierto día vi en el mar
Un pececito de color
Fide la la la
Fide la la la
Fide la la la la la.

Pensé en cogerlo dentro del mar
Pero el pececito se me escapó
Fide la la la
Fide la la la
Fide la la la la la.

Adiós pececito cuando sepas nadar
No te volveré a ver nunca más.
Fide la la la
Fide la la la
Fide la la la la la.

Marito

Dorita

***

 

Piura, 25 de diciembre de 1946

 

Ernestooo....!

 

 

Hola papá, sé que me voy a Lima, pues mama me ha dicho que no estás en los cielos, sino que has bajado y paseas por la ciudad donde vivo. Mama me ha dicho que no diga a los abuelos que te he visto, pues no quiere que lloren. Marito

***

 

 

(Este papelito estaba doblado, al lado de la carta que mamá estaba a punto de comenzar a escribir)

 

 

(La última cuartilla, con la fecha de 1946, no tiene nada más escrito.)

(Ahora que he ajustado las fechas, ese fue el día que mamá Dora me dijo que íbamos a verte, que no estabas muerto y que estabas en Piura)

 

(Las cartas estaban un cajón secreto, encontrado años después, en el escritorio que el tío Lucho se llevo de nuestra casa de Piura a Lima, junto con un librito de canciones infantiles peruanas. En la parte delantera del cajón había una atado de libritos, de aquellos por entregas con dibujos con títulos como Genoveva de Bravante, Guillermo Tell, El rey Arturo, Cagliostro, Robin Hood, El jorobado Lagardère, Sandokan, el Capitán Nemo y tres o cuatro de La serie Guillermo, y dos libros de mayores, una antología de Campoamor y otra de Ruben Dario, y un libro forrado que era Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda)

 

Este es el patrimonio de mi infancia....

 

......... todo lo demás está en mis libros

 

M.V.Ll

 

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