Como en la película de Alfred Hitchcock "Yo Confieso", un alumno de la Facultad de Físicas hace cómplice a un sacerdote al manifestarle el robo de seis libros mediante confesión. El secreto de ésta y su imposibilidad como creyente de desvelar la identidad del ladrón no impiden al sacerdote obligar al alumno a que le entregue los libros, pero para no desvelar su identidad, lo hace el sacerdote.
Los hechos denunciados fueron los siguientes: ayer por la mañana llegó al mostrador de préstamo un señor mayor con una bolsa de "El Corte Inglés" que contenía seis libros...
Se identificó como sacerdote, aunque nos aclaró que no podía decirnos a qué parroquia pertenecía, ni tampoco su nombre, para que no pudiéramos identificar a la persona que le había entregado los libros. Nos explicó que estaba bajo secreto de confesión, ya que todo sacerdote que oye confesiones está obligado a guardar un secreto absoluto sobre los pecados que sus penitentes le han confesado.
La persona que había ido a confesarse le había dicho que había robado libros en la Biblioteca de CC. Físicas. Aparte de la penitencia eclesiástica, el sacerdote le puso como condición que los libros tenían que devolverse, suponemos para poder absolver sus pecados.
Como el chaval/a no se ha atrevido a venir a devolverlos, vino el sacerdote en persona.
Son 6 libros pertenecientes a la colección de frecuentes y que ya habíamos detectado que nos faltaban en el recuento del verano de 2010. Están en muy buen estado, pero a 5 de ellos les ha cortado la portada.