Desde siempre, la obtención, y tenencia de reliquias ha sido una apetecible práctica por parte de cualquier autoridad pública, al ser estas un eje fundamental de conexión entre lo humano y lo divino. Evidentemente, a lo largo de un periodo como la Edad Media, fuertemente influido por la creencia religiosa, la posesión y consecución de restos sagrados no sólo debía interpretarse como el puente entre el mundo tangible y lo sobrenatural, sino también, y esto es bien sabido, como una apuesta por la legitimación política, el prestigio social y la "protección" celestial. De este modo, la religiosidad, que no es sino una muestra de las circunstancias en que se celebra y ejerce la fe, tanto eclesiásticas como políticas y de la comunidad, emerge igualmente como elemento fundamental.
[Seguir leyendo] II Seminario JIMENA: Reliquias y religiosidad en la Edad Media