El concepto tradicional de extensión bibliotecaria viene siendo definido en el tiempo como el conjunto de actividades que contribuyen a acercar la biblioteca, sus servicios y sus fondos, a una población que, por razones geográficas o sociales no consigue alcanzar. Es decir, personas con problemas de movilidad, problemas sociales de exclusión, etc. Un concepto reducido a circunstancias adversas. Pero dentro de la extensión también debemos incluir otra serie de tareas o servicios que los profesionales de las bibliotecas están desarrollando e implantando cada vez más en sus centros. Nos referimos a la Formación de Usuarios y la Animación de la Lectura. Para ello se cuenta con distintos mecanismos como son las exposiciones de los fondos, las visitas guiadas, charlas y coloquios, etc. Todo ello tiene la única y exclusiva finalidad de dar a conocer no sólo lo que una biblioteca universitaria alberga y ofrece sino que también se conozca su funcionalidad y se haga atractiva a colectivos que no frecuentan sus instalaciones de manera física, o sus servicios, de modo virtual.
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