La mayoría de historiadores que han investigado sobre la Hansa coinciden en un punto divisorio en su transcurso. El crecimiento y la evolución tienen un punto de inflexión, un momento decisivo en el que las estrategias desarrolladas por los mercaderes para conseguir beneficios comerciales tanto en sus territorios como en los que fueron colonizando en los siglos XII, XIII y XIV, protección frente a la piratería y a los asaltantes, en definitiva, la unión de comerciantes en el noroeste de Europa para generar un mercado estable, pasa a ser algo más, se convierte en una cuestión más amplia y copa la actividad de ciudades enteras que ahora se involucran para actuar en conjunto.
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