Rosamond aparece muerta. Después del entierro se lee el testamento. Su herencia deberá repartirse entre tres herederos: dos tercios para Gill y David, sus sobrinos; el otro para Imogen, una casi desconocida. Gill recuerda haberla visto una vez, hace muchos años, en una reunión familiar. Pero además se encuentra otro legado: varias cintas de casete que Rosamond ha grabado con una nota donde se especifica que las cintas son para Imogen y, en caso de no encontrarla, deberá ser Gill quien las escuche. Tras una búsqueda infructuosa de varios meses, ésta y sus dos hijas comienzan a oír el contenido de las cintas. Y Rosamond empieza a recordar...
[Seguir leyendo] La lluvia antes de caer