Parece que quieren saber de ti. No te conozco. Ni de oídas.
Humm..., sugestivo nombre, sugestivo título.
El largo pasillo del depósito te presenta. Eres (eras) poetisa. Interesante.
Suicida en ocasiones, finalmente suicidada. Flechazo inmediato.
Tenemos una musa común. Yo también tengo tratos con la muerte.
Prometo tu lectura tras la devolución.
Segundo encuentro. Guiño de tu foto en la camisa y nuevo llamado de tu nombre.
Se trata de tu prosa pero debes esperar, me retiene Kippling.
Requieres varias veces mi atención desde el privilegiado lugar que
proporciona esa z en tu apellido.
Te ofrezco a mi padre, excusa perfecta como lectura de vacaciones.
Kippling quedó en casa.
Un comienzo lento y concentrado. Es difícil seguirte. Comento con papá.
Le has gustado. Él te hubiera gustado. Si quieres le compartimos.
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