Una novela diferente. Un relato biográfico anovelado sobre un asesino, sobre el asesinado que es un famoso personaje histórico, y sobre el autor de esta obra. De modo magistral, Antonio Muñoz Molina entremezcla en el libro estas tres partes o aspectos de la novela.

Hasta bien avanzada la misma el lector desconoce la identidad de los protagonistas principales. Poco a poco se van sumando datos, descripciones, características, que se van transformando desde lo más vago a lo más concreto, hasta que se adivinan los personajes. Si la curiosidad del lector es capaz de no leer fuentes externas, ni mira la contracubierta de la edición de Seix Barral, se va andando por la novela con incertidumbre y cierta vaguedad, sin saber más que lo que el autor nos va enseñando a pasos lentos. Así que no seré yo quien descubra las identificaciones que, claramente, el autor no desea mostrar hasta su debido tiempo, el que él considera oportuno.

La incursión del propio autor en la obra es, a mi gusto, un aspecto a destacar en este libro. Con ello nos desvela multitud de datos biográficos, íntimos, intensos, muy personales. Alternando sin continuidad etapas de su vida, nos transporta a diferentes momentos y lugares. Desde su juventud a su madurez. Acompañado de la descripción de una Lisboa especialmente atractiva, afable y coqueta; una invitación a visitar la ciudad al terminar el libro.

En la contraportada del libro puede leerse: "Lisboa es paisaje y protagonista esencial de esta novela, pues acoge tres viajes que se alternan en la mirada del escritor: el del prófugo...; el de un joven Antonio... en búsqueda de inspiración para... El invierno en Lisboa, y el hombre que escribe esta historia hoy..."

Estamos pues ante una narración con mucho de novela histórica, con importantes partes biográficas de los personajes históricos y también autobiográfica. Y una buena dosis de, podríamos calificarlo, ensayo, de cómo escribir una novela, cómo es el proceso íntimo de creación literaria, en concreto de cómo se gestó ésta. En la página 525 podemos leer: La novela se hace con todo lo que sé y con todo lo que no sé, y con la sensación de ir tanteando sin encontrar nunca un contorno narrativo preciso, porque cada historia lleva a otra en lugar de cerrarse sobre sí misma, establece conexiones nuevas como las sinapsis neuronales.

En definitiva tenemos una novela de un Antonio Muñoz Molina maduro, con amplia experiencia y conocimiento de la vida y de la literatura y con su característica honestidad y modestia. Él mismo nos está invitando a entender su evolución desde aquel primer éxito de El invierno en Lisboa hasta este Como la sombra que se va, título que nos pareciendo cada vez más indicado y adecuado a este relato según se va leyendo la obra.