Pizzería Kamikaze y otros relatos de Etgar Keret (Siruela, 2008)
El carácter israelí es bastante peculiar: son directos, prácticos, pragmáticos. Por mi brevísima experiencia con israelíes, más bien diría que son "secos". Al menos ésa es la primera impresión, pero he de confesar que siento mucha curiosidad por su forma de entender el mundo. Si no tienes a ningún israelí en el vecindario, como es mi caso, los relatos de Etgar Keret son una buena alternativa para satisfacer esta curiosidad.
Etgar Keret (Tel Aviv, 1967) es un creador de las nuevas generaciones israelíes que se mueve entre la literatura, el comic y el cine. A través de sus relatos nos hace partícipes de una realidad en la que lo fantástico y lo cotidiano se funden a través de una visión irónica y mordaz de las preocupaciones de cada día y de otras más profundas. En Pizzería Kamikaze, Keret nos deja con su protagonista suicida, de lleno y sin previo aviso, en un mundo del más allá en el que las cosas no son como se supone que deberían ser. Este mundo fantástico resulta mucho más cotidiano de lo que cabría esperar: la pesadez de la rutina, el olor de la realidad, la insatisfacción, la frustración, la constante búsqueda de algo que ni siquiera podemos definir o que no sabemos dónde buscar, todo ello forma parte del día a día de los habitantes de este espacio ficticio - y de cada uno de nosotros. Por mucho que ocupemos nuestro tiempo con reflexiones metafísicas y ansias de plenitud, la vida continúa con su ritmo impasible, inalterable e inamovible...incluso después de la muerte. Los toques cómicos no faltan, por supuesto, forman parte de su socarrona manera de entender la rutina con las pequeñas (y grandes) decepciones que acarrea.
En el mismo volumen, El conductor de autobús que quería ser Dios es otro divertido ejemplo de esta forma de ver la vida. No tiene desperdicio tampoco La locura de Nimrod. Keret nos zambulle en la realidad de cada uno de nosotros en clave de humor, con una visión aguda e irreverente de las aspiraciones, preocupaciones y esperanzas que, al final, acaban diluidas sin más en una corriente contra la que no se puede nadar. Página a página, Keret nos muestra cómo ese carácter israelí que en un principio me resultaba "seco" puede llegar a alcanzar una profundidad aplastante en su sencillez y su contundencia.
En la BUCM no podrás encontrar Pizzería Kamikaze, pero sí Papá escapó con el circo (con ilustraciones de Rutu Modan, autora israelí de comics como Metralla o Jamilti y otras historias de Israel, ambos en la BUCM) y La chica sobre la nevera y otros relatos. Este último recoge relatos más cortos y densos, en los que la introspección toma protagonismo, pero casi siempre desde el mismo tono descarado, que a veces adopta la perspectiva ingenua de la mirada infantil, como en Huevos de dinosaurio o en mi preferido Romper el cerdito.
Aunque tampoco en la BUCM, estaría bien asomarse a la versión comic de Pizzería Kamikaze, a cargo del dibujante Asaf Hanuka, y al film Meduzot (Medusas, 2007), codirigido junto a su mujer, Shira Geffen.
Bárbara Berrocal