Había al menos dos ámbitos en los que la Mafia podía ser de muchísima utilidad tanto para los Estados Unidos como para Gran Bretaña. En primer lugar, en la Costa Este de EEUU y, en especial, en el puerto de Nueva York controlado por la misma. Era fundamental disponer de información para evitar que los submarinos nazis consiguieran acercarse y abastecerse en esta zona y pudieran prolongar sus partidas de caza contra los grandes navíos mercantes y de tropas en sus travesías por el Atlántico.
Por otro lado, una alianza con la Mafia podía ser vital en el primer desembarco y ocupación de los aliados en territorio europeo, en la tierra de la Mafia: Sicilia. Newark analiza, además, la situación de los criminales antes y después de la guerra y la lucha feroz que se produjo por ocupar el poder en los diferentes estamentos de la isla.
El autor hace una investigación exhaustiva sobre estos temas, cosa nada fácil dada la multitud de agencias de información existentes: la de la Marina por un lado y el Ejército por otro y la recién creada OSS (futura CIA) de los Estados Unidos, el SIS británico, las agencias conjuntas... Todo ello trufado de testimonios de los propios protagonistas (las memorias y testimonios de Luciano, Meyer Lansky, Frank Costello...)
El resultado es un libro interesantísimo en el que se pone de manifiesto el problema moral repetido tantas veces de hasta dónde se puede llegar y qué se puede estar dispuesto a hacer para asegurar la propia supervivencia, en definitiva de aliarse con el diablo y sobre todo ¿qué se hace con él después?