La situación de Miss Sheperd tomará un nuevo rumbo cuando el autor del libro Alan Bennet, impulsado no por una acción caritativa y sí por su imposibilidad para concentrarse en escribir ante los repetidos actos vandálicos que sufre la furgoneta de la anciana, permite que Miss Sheperd se aloje con su vehículo dentro del jardín de su casa. La curiosa convivencia entre el escritor y su huésped dura quince años y deja episodios tan hilarantes como, por ejemplo, cuando el escritor recibe la visita de sus amigos y parientes.
Al final, el autor añade unas páginas sobre el pasado de la vida de Miss Sheperd pero se echa en falta, en algún momento puntual, un mayor sentimiento de cariño hacia la anciana, aunque en su descargo también es cierto que ¿quién se atrevería a dejar que una persona se instalara en su jardín con una vieja furgoneta repleta de basura?. Y si alguien lo intenta ¿lo permitirían los vecinos?...