Y no todos lo días amanecen con buen olor por saber que sigue viva. A veces desearías que algún despechado la hubiera disparado por la espalda en pleno ataque de ira. Que se hubiera arruinado para siempre uno de sus vestidos de marca.
Niña mala, ¿no entiendes que, una vez fracturado, no hay miocardio que se regenere? Que se lo estás destrozando en cada despedida. Que cuando te marchas, y le dejas exhausto y triste en la sobrecargada habitación del Russell Hotel, él se vuelve más patético todavía.
Intenta pegarlo con trocitos de celo precortado. Pero sus manos son torpes y le sudan y tiemblan porque te has ido. Es un trabajo inútil. Como todo lo que tiene que ver contigo.
Podrás seguir paseándote con tus joyas y tu bolsito de cocodrilo. Pero todos, absolutamente todos, saben que no mereces la pena. Todos menos él, claro.
El mundo está lleno de descerebrados que se enamoran de quien no deben.
Vargas Llosa, Mario. Travesuras de la niña mala. Barcelona: Alfaguara, 2006. 375 p. ISBN 84-204-6995-5