Shalimar el payaso, novela publicada en 2005 por Salman Rushdie, trata sobre las raíces de la violencia en Cachemira, región fronteriza entre Pakistán y la India, de gran riqueza y belleza, donde hubo un tiempo en el que fue posible la convivencia entre pueblos de diferentes religiones y etnias, musulmanes, hindúes, sighs o judíos. Es lo que se llegó a llamar la "cachemiridad", la creencia de que en el corazón de Cachemira había un núcleo común capaz de superar las diferencias culturales y religiosas. Pero todo aquello se rompió en mil pedazos a partir del nacimiento de Pakistán y la India, en 1947, con un conflicto que todavía hoy está latente.
El argumento principal de la novela Shalimar el payaso es la destrucción de Cachemira a manos de la brutalidad sectaria del fundamentalismo islámico y la violencia ciega del ejercito indio, violencia que destruye también un paraíso y una forma de vida.
A través de varios personajes principales y muchos secundarios, cada uno de ellos representante de una visión del conflicto (una pareja en la que él es musulmán y ella hindú, un embajador americano y su hija, la mujer del americano, los habitantes de los pueblos de Cachemira, etc.), y a lo largo de varias ciudades, continentes y épocas, asistimos a un complejo y largo relato en el que aparecen el terrorismo y su captación y expansión (de gran actualidad, por cierto), el cinismo, la ambición, la venganza, y, sobre todo, la fragilidad y desolación de las víctimas. Novela irregular, con pasajes bellísimos, mezclados con otros que parecen ajenos al núcleo de la novela e insertos casi con calzador (la resistencia francesa en la segunda guerra mundial), me quedo especialmente con la parte que transcurre en Cachemira, para mi la mejor, digna del gran escritor que recordaba de los Hijos de la Medianoche, novela imprescindible para todos los interesados en la India.
La descripción del valle y el pequeño pueblo dedicado al teatro tradicional (Bhand Pather) y a la gastronomía, los amores de la joven pareja, las amigas, los ritos de cada comunidad, los padres de ambos, sabios amigos que saben construir la paz entre diferentes, la fuerza de las mujeres, el deseo de salir de ese entorno de la protagonista, la naturaleza hermosa y dura, con su río, su bosque, los prados, los lagos, los jardines, las montañas, etc. En contraposición, encontramos también la obsesión y dureza del militar indio, la ceguera y sed de venganza de Shalimar, la manipulación de los mulás de hierro, el cinismo y poder del americano, el desprecio de la comunidad por quien no ha cumplido sus normas, etc. Todo ello va construyendo una mirada múltiple sobre una compleja realidad que se sostiene en equilibrio gracias a un delicadísimo proceso de contención que salta por los aires cuando se fomenta y se despliega la intolerancia.
Y en este apartado es donde llega Salman Rushdie a lo más hondo de su relato, cuando narra la horrible violencia desatada sobre el pueblo de Cachemira, que nos trae el recuerdo de las víctimas de cada injusta matanza que ocurre, está ocurriendo, en este momento, en tantos lugares del mundo:
"¿Qué fue aquel grito? ¿Fue un hombre, una mujer, un ángel, o un dios que se lamentaba así, que aullaba de esa manera? ¿Podía una voz humana hacer un ruido tan desolador?...
... ¿Quién encendió aquel fuego? ¿Quién quemó aquel huerto? ¿Quién disparó contra aquellos hermanos que rieron toda su vida? ¿Quién mató al "sarpanch"? ¿Quién le quebró las manos? ¿Quién quebró su viejo pescuezo? ¿Quién puso a aquellos hombres los grilletes? ¿Quién hizo desaparecer a aquellos hombres? ¿Quién disparó contra aquellos chicos? ¿Quién disparó contra aquellas chicas? ¿Quién destrozó aquella casa? ¿Quién destrozó aquella casa? ¿Quién destrozó aquella casa?¿Quién mató a aquellos jóvenes? ¿Quién aporreó a aquella abuela? ¿Quién acuchilló a aquella tía? ¿Quién rompió la nariz a aquel anciano? ¿Quién rompió el corazón de aquella chica? ¿Quién mató a aquel amante? ¿Quién mató a su novia? ¿Quién quemó los trajes? ¿ Quién rompió las espadas? ¿Quién quemó la biblioteca? ¿Quién quemó el campo de azafrán? ¿Quién degolló a los animales? ¿Quién quemó las colmenas? ¿Quién envenenó los arrozales? ¿Quién mató a los niños? ¿Quién azotó a los padres? ¿Quién violó a la mujer del ojo perezoso? ¿Quién violó a la mujer del ojo perezoso y pelo gris mientras gritaba cosas sobre la venganza de las serpientes? ¿Quién volvió a violar a aquella mujer? ¿Quién volvió a violar a aquella mujer?
¿Quién volvió a violar a aquella mujer? ¿Quién volvió a violar a aquella mujer muerta? ¿Quién volvió a violar a aquella mujer muerta?..."
Siempre merece la pena leer a Salman Rushdie y su literatura es, si duda, una de las mejores aproximaciones que podemos hacer a una realidad tan difícil de aprehender como la India.