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Los números del elefante

José Manuel Lucía Megías 11 de Mayo de 2010 a las 09:41 h

Si hay un país mágico, extraordinario por mil detalles y matices, ése es Brasil. Y si hay una ciudad que sobresale por encima de las demás, sin saber muy bien cómo, ésa es Rio de Janeiro. Es una ciudad que, de analizarla con frialdad, quizás no soportaría la comparación con otros tantos parajes a lo largo y ancho del mundo; pero hay algo en Rio, algo que no puede explicarse que enamora, que la convierte en esa ciudad a la que uno siempre quiere volver. Una ciudad que te abraza, que te asombra, que te enfada y que no puede dejarte indiferente.

Yo me enamoré de Rio de Janeiro la primera vez que fui, y así también le sucedió al escritor Jorge Díaz, el autor del magnífico "Los números del elefante".

Él se enamoró de Rio, se quedó a vivir allí y nos ha regalado una novela que es, al tiempo, crónica de su pasión de una ciudad que ha ido viendo crecer en las hemerotecas, y crónica de un desastre anunciado: Rio estaba llamada a ser capital de muchas disputas, de muchos encuentros, de la historia más reciente de Brasil, que es decirlo de todo el mundo; pero se ha quedado en una ciudad de playas en las que uno no se puede bañar, en la única ciudad del mundo en que la parte más alta, la destinada en principio a los habitantes más adinerados, está tomada por las favelas. Rio de Janeiro es la ciudad de los contrastes, una ciudad sin centro, donde las sonrisas se multiplican en las esquinas y siempre hay tiempo para bailar. Nunca para preocuparse. Y mucho de lo que allí viví, mucho de lo que sentimos los que vamos y pasamos una temporada en Rio, aunque sólo sean dos semanas, lo he sentido reflejado en esta novela, en los comentarios de sus protagonistas, en ese saber mirar al mañana por encima del hombro de las posibilidades. Todo era posible en Brasil. Todo era posible bajo el gobierno de Juscelino, hasta construir una capital en el corazón de la selva. Y ahí está Brasilia como símbolo de este paraíso perdido.

 

Lo que me admira del libro de Jorge Díaz es la capacidad que tiene para sintetizar, a partir de la aventuresca vida de unos emigrantes gallegos, la historia de Brasil, de Rio, que es también la historia de cómo es posible que estos pueblos tan ricos vivan siempre en el umbral de la pobreza. Y lo hace con la mirada certera de sus protagonistas, que se dejan llevar por la marejada del dinero, y del juego se pasa a las drogas. Y todo es un negocio. Todo se puede comprar y se puede vender. Todo tiene su precio. Desde la amistad hasta la traición. No nos engañemos.

 

"Los números del elefante" está ambientada en Rio de Janeiro, esa ciudad que recibía a los emigrantes que, en su mayoría, tenía que malvivir, que se abrían paso en las perezas y en las desdichas gracias a la amistad de otros emigrantes, que de dormir a una plaza pública se pasa a hacerlo en una pensión compartiendo cuarto con cuantos es posible meter allí, y de esta situación, en el mejor de los casos, a una casa particular, a ese sueño de ser propietario de algo en esta tierra que no es de nadie. Pero ambientada en esta época, se nos relata las peripecias de Bernardo, de sus pasiones, amistades, amigos, amantes, suertes y enemigos. Un Bernardo que, poco a poco, se nos va haciendo de carne y hueso, a medida que creemos que le vamos conociendo. Un Bernardo que se deja llevar por la pasión amorosa y por los compromisos sociales y las amistades calculadas. Un Bernardo al que le toca estar en una guerra de mafias y que siente el vértigo de una vida que ya no es la suya, que hace mucho tiempo que dejó de ser la suya.

 

Y así, "Los números del elefante", que hace alusión al "bicho", al juego con el que comienzan muchos a pedirle cuentas a la suerte, es una gran novela de personajes, de pasiones, de traiciones y amistades; una novela organizada por la pasión que en Bernardo despierta la política, justo lo contrario de lo que le sucede a sus compañeros, tanto españoles como brasileños. Una novela escrita con una gran maestría, que nos coloca al final de cada capítulo la guinda que sólo se encontrará en el siguiente; una novela que se devora porque los personajes hacen historia y la historia se convierte en sus páginas en parte de la ficción. Y paseamos con Bernardo por sus calles, y con él nos adentramos en el mundo desconocido tanto de las favelas como de las discotecas de moda, de los salones más refinados de Rio de Janeiro. Una novela que se disfruta, que apasiona. Una novela en que, al final, el pequeño mundo del hombre, de un gallego llamado Bernardo, se convierte en la mejor imagen del fracaso brasileño.

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Comentarios - 1

Marina

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Marina - 12-05-2010 - 20:50:55h

Parece apetecible, así que intentaré hacerme con ella.


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