Pese a estar publicado por el sello Alfaguara Infantil y Juvenil, se trata de un libro provocador con el que disfrutarán lectores de todas las edades.

La autora es la extravagante belga aunque nacida y criada en Japón, Amelie Nothomb, famosa por sus grandes sombreros y por ser una de las escritoras más leídas actualmente en lengua francesa.

Brillante como una cacerola cuenta con los excelentes grabados de Kikie Crêvecoeur y está formada por cuatro historias repletas de sátira y humor negro.

La primera se titula Leyenda quizá un poco china y es un cuento oriental que te hace reflexionar y sonreír a propósito del ideal de belleza superficial tan presente hoy en día. Cuando comienzas a detectar un cierto parecido con los cuentos clásicos de siempre, Amelie Nothomb consigue introducir un giro tan inesperado como grotesco con moraleja final incluida.

La segunda historia El holandés ferroviario es una sátira de la leyenda del holandés errante o el holandés volador que refleja la dificultad de la comunicación humana a través de un grupo de pasajeros de distintas culturas que viajan en el mismo compartimiento de un tren.

El tercer relato que aparece bajo el nombre De mejor calidad tiene como protagonista a un psicópata que cansado de la cantidad de mujeres a las que ha asesinado, decide ser más selectivo a la hora de elegir a sus víctimas y se fija en una modelo.

En el último cuento La existencia de Dios el protagonista plantea una absurda votación para determinar el eterno debate entre ciencia y religión, sobre qué fue primero, el huevo o la gallina, pero más allá de la crítica sobre la hipocresía religiosa, me quedo con el afán de la propia Amelie Nothomb por invitarse a sí misma a las páginas del libro como ya ha repetido en otras obras.