"Los pueblos son libros. Las ciudades periódicos mentirosos" (Francisco García Pavón)
La inusual bonhomía de Plinio, un agente de la ley de aquellos años de la posguerra en los que las manos de casi todos ellos estaban pegadas a la porra y al tiro fácil, nos acerca a la crónica lejana y un poco funesta de la España rural de los años 50 y 60 del siglo XX, poblada de entelequias y oraciones, supersticiones y rencillas. También es el ideario de su autor, Francisco García Pavón.
Ambos liberales, atentos, sagaces, respetuosos, observadores y justos, se ayudan de Don Lotario, un veterinario, que carente de población caballar, asesora desde su privilegiada ociosidad, al detective manchego más famoso.
D. Francisco entraba en las primeras horas de la tarde en el café Gijón, con su traje chaqueta en verano y con su guardapolvos gris en los entretiempos, con una sonrisa casi socarrona, como explicando con su gesto a los habituales, la solución de un caso raro, muy erguido y satisfecho.
Leer sus historias españolas, es volver a oír contar a mis abuelas a las otras abuelas, en lo "poyos" o en los "hogares" delante de este pequeño gandul, aventuras y desventuras, de mozos, de casadas, de ladrones y vagabundos asesinos. Una crónica oral que había sido transferida por los vendedores ambulantes, por los viajeros cubanos y por las hojas perdidas de aquel periódico amarillo, El Caso, uniendo al hombre del saco con las otras maldades humanas, eso sí, contadas en voz alta como advertencia.
El libro Plinio: casos celebres, recientemente editado se recogen esta novela de Las hermanas coloradas, por la que obtuvo el premio Nadal en 1969 y otras tres El reino de Witiza, El rapto de las sabinas y El último sábado.
En Las hermanas coloradas, el guardia municipal Plinio, detective por afición y reconocido por todos, es requerido en Madrid, para resolver el caso de dos hermanas desaparecidas y las razones de su cautiverio. En ella subyacen los personajes que tras la ruptura democrática de la república, quedaron en la clandestinidad, sujetos a la discreción de sus familiares más allegados, que trataban de ocultar su pertenencia a los grupos comunistas, anarquistas o socialistas.
Poblada la trama de descripciones ambientadas en la propia capital del reino, y siempre con la memoria puesta en su familia y en lo cotidiano de un pequeño pueblo rural, Tomelloso, donde él piensa que es más fácil seguir las pistas, pues el número de individuos que tienen la posibilidad de ser culpables, se reduce considerablemente y que todos casi conocen a todos, y llegar a las razones del asesino, es cien veces más lineal.
Desde una nada ostentación burguesa, entre intuiciones y pálpitos, van rodando en el "Seiscientos" de don Lotario por los escenarios del crimen.
Proverbios, coplas y romances completan la vivaz tradición con dichos y refranes, muchas veces relacionados con los casos que investiga.
Lo mismo que su autor, Plinio y Lotario, recuerda tiempos con mayores libertadas, pero sin excepción y en ningún momento roza en su textos el compromiso político, aunque sí los describe en otros personajes. Sabemos que los tienen, pero ni los apoya, ni los rechaza, solo describe y traza, alrededor de las afinidades franquistas, ligeras vanidades desde la cómoda posición que como agente de la ley, le protege de algunos juicios de otros, contra el régimen.
Siempre con buen oído, una ligera y pulida fraseología liberal, rodeado de una peculiar gastronomía manchega (La cocina de Plinio, recetas puestas al día por el cocinero Miguel López Castanier e ilustradas por Kim), el famoso detective rural, acorrala al criminal, con simples principios deductivos o socarronerías sentimentales.
Entre líneas esta novela y las demás, así como los cuentos y los relatos cortos, fuera de la razón del trabajo detectivesco, va creando un álbum histórico de las modas en la educación, en la urbanidad, en las relaciones amorosas, en la fe, en el humor, en el homenaje a la muerte, y hasta en las maneras de mirar al otro.
Con Plinio, casi se inició la novela policiaca española (1). Algunas de sus casos, fueron llevados con éxito a la televisión y al teatro.
En este enlace podéis saber más de Plinio y de su autor.
Francisco García Pavón (Tomelloso, Ciudad Real, 1919 - Madrid, 1989) Doctor en Filosofía y Letras, catedrático de Historia de la Literatura, director de la Escuela Superior de Arte Dramático, director de la Biblioteca Municipal de Tomelloso, director literario de Editorial Taurus... ensayista, articulista, novelista, prolífico creador de relatos: Cuentos de mamá, 1952, Cuentos republicanos, 1961, Los liberales, 1965, Los nacionales, 1977, El reinado de Witiza (1967), El rapto de las Sabinas (1968), Las hermanas coloradas (1969),Una semana de lluvia (1970), Vendimiario de Plinio (1971),Voces en Ruidera (1972-1973),Otra vez domingo (1978),El hospital de los dormidos (1981) y libros con varios relatos: Historias de Plinio (1968),Nuevas Historias de Plinio (1970), El último sábado (1974) o El caso mudo (1980). Ganador de diversos premios, en 1969 obtiene el Nacional de la Crítica, por El rapto de las Sabinas, y el Nadal, por Las hermanas coloradas.(Datos de wikipedia)
•(1) La gota de sangre (1911) de Emilia Pardo Bazán, es considerada la primera novela de estilo policiaco en la literatura española. Anteriormente, El clavo (1853) de Pedro Antonio de Alarcón o El crimen de la calle Fuencarral (1888) y La incógnita (1899) de Galdós, son algunos precedentes donde el crimen se narra literariamente basándose en hechos reales, muchas aparecidas en relatos por entregas. (Datos del libro Francisco García Pavón y sus relatos policíacos de María Luisa Moraga Gil)