"Bebíamos ponche suave, como en mi juventud, sentados ante el fuego, mis primos Érard, sus hijos y yo. Era un atardecer de otoño, muy rojo sobre las tierras de labor empapadas de lluvia". Así comienza El ardor de la sangre otra interesante novela de Irene Nemirovsky (Salmandra, 2007, ISBN 9788498381290).
En una tranquila villa de provincias francesa, Silvio, el narrador, a los sesenta años, sin familia directa, se dedica a observar desde su perfecta rutina diaria, la comedia humana en un lugar en el que, aparentemente, nunca sucede nada. Un día, sin embargo, una muerte trágica quiebra la placidez de esa sociedad cerrada.
A partir de allí, emergen uno tras otro los secretos del pasado, hechos ocultados cuidadosamente durante décadas, que demuestran cómo la pasión juvenil, ese ardor de la sangre, puede trastornar el curso de una vida. Némirovsky hace un relato intimista en el que se utiliza la reflexión de la edad madura para reflejar una trama de vida, amor y muerte.
En la BUC se pueden encontrar otras novelas de esta autora, asesinada en un campo de concentración nazi, como la soberbia Suite francesa o una de sus primeras obras, sorprendente en alguien tan joven como era ella al escribirla, El baile.
Irene Nemirovsky llegó a ser muy famosa en el París de entreguerras. Algunas de sus obras fueron llevadas al cine y sus novelas alcanzaban grandes ventas. Todo eso terminó con la ocupación alemana y la aplicación de las leyes racistas que impedían a los judíos publicar, dar clases o ejercer muchas otras profesiones. Comenzó entonces un serie de intentos desesperados por sobrevivir y evitar su deportación. Tanto ella como su marido murieron en campos de concentración. Sus dos hijas sobrevivieron gracias a que fueron ocultadas por su niñera. Entre los pocos bienes que viajaron con ellas, durante su periplo por la Francia ocupada, estaba una maleta con el manuscrito de Suite francesa. Una de las hijas lo cuenta en un texto publicado junto a la novela.
Amanda Cabo Pan