"La historia del mundo es la suma de aquello que hubiera sido evitable" (Bertrand Russell).
Siempre he pensado que las familias, no todas, están completas. Cuando no falta un estribo, es un parentesco nominal que pronunciar o quién nos inculque ciertas doctrinas políticas o de otra índole, para arbitrar la locuacidad entre el plato de sopa y los postres. Y luego nosotros, ya militamos.
En la larga lista de mi familia, sin duda, están mis dos abuelas; una me indujo a leer y la otra a mirar hacia fuera, mientras esperas. Pero como uno puede añadir a lo largo de su vida a otros parientes, escogí de tercera abuela a Dolores Ibarruri, de tía-abuela a Gloria Fuertes, como tutores, a Ricardo Gullón, a Eugenio de Nora y a José Saramago, y de albacea visual, a Román Gubern.
"Todo el mundo tiene un árbol genealógico político: es el legado envenenado de la historia y al olvidarlo ponemos en peligro nuestra individualidad y nuestra humanidad" Tariq Alí
El 3 de octubre de 1990, Alemania se reunifica. Un año antes ha caído el muro, soterrando los ideales democráticos más puros, de aquellos que dentro del ideario socialista, y desde sus disidencias, creían poder mantener un estado soñado de legitimidad del pueblo.
Leyendo a Tariq Ali en Miedo a los espejos encontramos las genealogías ideológicas dentro de la RDA, en las que Vlady creía. Y quiere, por medio de una larga carta, esta novela, que su hijo Karl las conozca. Sin ocultar nada de aquella pasión política compartida con muchos, y en medio de esa masa de trabajadores, producto de la revolución industrial que encontró su nombre, proletariado, llegaron a través de sus ideólogos, según ellos, a crear unas condiciones laborales y sociales, de moderada esclavitud, que eran razonadas por el comunismo.
De estos dirigentes que Tariq Alí nos habla, son una escueta lista, de las tres generaciones, que administraron el poder desde Lenin, pasando por Stalin o la renuencia de Trosky, y que en un segundo plano, consiguieron sembrar la idea "el poder emana del pueblo y para el pueblo", hasta la perestroika de Gorbachov aplastada por Yetlsin.
Emboscados en las tramas y ficciones de responsabilidad, serpentean al otro lado del Telón de acero, creando en él, un letargo, con leyes plausibles de dudosa lealtad a los trabajadores, sin admitir disidencias.
Vlady está viviendo el desencanto de la unificación, pues todo aquello por lo que lucho, de pronto no está, era una mentira. Absorto contempla al capitalismo globalizado, y a su hijo, aspirante al poder, ya en los pasillos de la socialdemocracia y con un pie en la gestión de la unificada Alemania, sin un ápice de memoria, para considerar que aquellas ideas del estado socialista que defendió su padre, han de tener alguna vigencia, y que haciendo expurgo utópico, aún podrían reunificar a la izquierda, con un manifiesto entusiasmo por los valores y la importancia de las reivindicaciones de los trabajadores.
Desde este libro puedes mirar a la izquierda sentada hoy en los escaños del poder, esperando recoger el beneficio material, de su cargo, al igual que todos los demás.
Miedo a los espejos es una memoria íntima para una generación que creímos en la gran idea de la democracia participativa.
Asimilar todo esto para Vlady, abandonado por su mujer, lejos de su hijo y no apto para impartir cátedra en la universidad, por idealista y arcaico, le cierra el horizonte vital. Su afán por el debate ideológico y la posibilidad de un nuevo camino dentro de su socialismo, le aísla, y así mientras busca un antídoto para seguir viviendo, sin declinar por soluciones más tajantes.
Saber la verdad de aquellos personajes reales o ficticios, de sus espías, de aquellas purgas o de aquellos resentidos, no le devolverá la pasión.
Nos han mentido, a ellos y a nosotros sin arrugarse el traje, añadiendo visas oro a su cartera de diseño, y una imagen de progres, que excitan el vómito, dejando que la historia la vuelvan a redactar con letras demagógicas los escribas de la derecha. Tengo intolerancia al gluten fascista.
La vieja ocupación de la militancia política, no pasa el filtro que se requiere en el currículo, para participar de la soflama del socialismo, bien entendido, del año 2010, pues conservamos calidades utópicas y amores, desde aquel día que pensamos, que jornadas y derechos iban a permanecer, sin titubear.
Leo y no milito, porque choco con la pasividad y la ley del mínimo esfuerzo.
Esta novela epistolar podría remover a algún militante cercano al aparato.
"La izquierda no avanzará mientras no deje de ser una secta religiosa" Tariq Alí.
Tariq Alí, escritor, periodista y cineasta, nació en Lahore en 1943. Fue educado en la Universidad de Oxford, donde se involucró en la política estudiantil, en particular con el movimiento contra la guerra en Vietnam. Al graduarse dirigió la Campaña de Solidaridad con Vietnam. Era dueño de su propia compañía independiente de producción de televisión, Bandung, que produce programas para Channel 4 en el Reino Unido durante la década de 1980. Es locutor habitual en la BBC Radio y escribe artículos y para revistas y periódicos como The Guardian y la London Review of Books. Es director editorial de Londres Verso y forma parte del consejo de la Nueva Left Review, para quien es también un editor.
Escribió cuatro novelas históricas sobre el Islam: Sombras del granado (1992), El libro de Saladino(1998), La Mujer de Piedra (2000) y Un sultán en Palermo (2005). Otras obras de divulgación son: 1968: marchando en las calles (1998), una historia social de la década de 1960. Sus libros de ensayos incluyen El choque de los fundamentalismos (2002,) Conversaciones con Edward Said (2005); Rough Music: Blair, bombas, Bagdad, Londres, Terror (2005), Imperio y la Resistencia (2005), son una serie de conversaciones con el autor y Los Protocolos de los Sabios de Sodoma (2009), Su último libro es La idea del comunismo (2009). El Leopardo y el Zorro (2007) es el guión de tres series de televisión para la BBCHis latest book is The Idea of Communism (2009). De su filmografía cabe destacar: El camino hacia Faluya (2009), Big Women (1998), Aristófanes: Los dioses se ríen (1995), Wittgenstein (1993), Partición (1987). (datos de imbd)