Hace unos días nuestro compañero Carlos Lombas comentaba en este blog un libro precioso de Bruce Chatwin titulado "Los trazos de la canción" en el que se describe el mapa sonoro de Australia creado por sus pobladores originales. Hoy, yo voy a hablar sobre una obra que narra los comienzos de sus otros habitantes, los blancos. Se trata de "La Costa Fatídica" del crítico de arte australiano Robert Hughes. Como él mismo cuenta en la introducción de su libro, Hughes, estaba rodando una serie de documentales, y se dio cuenta de que sabía muy poco sobre los orígenes de la colonización australiana, es decir, sobre el sistema de deportación de convictos que había dado lugar a su país. Corría el año 1974 y todavía era un tema tabú en esa sociedad.
"La Costa Fatídica" es el resultado de estas reflexiones, un libro interesantísimo que nos relata la historia de la colonia prisión que el Gobierno Británico creó al otro lado del mundo. Tras la independencia de los Estados Unidos, los británicos necesitaban nuevos territorios para enviar a su población penal. En 1787 partió una flota para colonizar esta tierra de la que no se sabía nada más que el Capitán Cook había atracado en un lugar al que llamó Botany Bay diecisiete años antes. En palabras de Hughes "Ahora esta costa iba a ser testigo de un nuevo experimento colonial, nunca intentado anteriormente ni repetido más tarde. Un continente inexplorado se convertiría en una cárcel. El espacio alrededor, el aire y el mar, el laberinto transparente del Pacífico Sur, se convertiría en un muro de 23.000 km de ancho".
Este brutal "Sistema", como se le conocía, se prolongó de 1787 a 1868 y supuso el traslado de unos 160.000 hombres, mujeres y niños. Su desaparición se debió a una combinación de factores, como la reforma del sistema penal británico, la falta de rentabilidad de las deportaciones y, sobre todo, la presión de la nueva clase media de la colonia formada por emigrantes llegados en busca de la riqueza de la lana y el oro. Hughes, para este libro, ha realizado una investigación exhaustiva y ha utilizado cartas, peticiones y memorandos de los propios convictos, por lo que por primera vez se oyen sus voces.
Pilar Gómez Bachmann