María Jesús, me han encantado tus comentarios sobre Voces de humo y me han revuelto una lectura que hice hace unos meses y sobre la que quería comentar en el blog. ¡Y es que en el libro que yo traigo el humo está en el título y el tren es el hilo conductor del discurso! En fin, como decía Fred Astaire, en no me acuerdo qué película, "casualidad llaman los tontos al destino".
Los trenes recorren todo el siglo XIX convirtiendo el mundo en un lugar cada vez más pequeño y creando una intensa sensación de velocidad y modernidad.
Mucho se ha estudiado la relación entre el ferrocarril y el avance del capitalismo o entre aquel y la explotación colonial de otros pueblos (por parte de los rostros pálidos).
Pero en el libro que quiero comentaros, Pintura de humo, de lo que se habla es de la relación entre los trenes y el mundo del arte, especialmente con la pintura. La autora, Rocío Robles Tardío, ha realizado una tesis doctoral sobre este mismo tema, Episodios de la abstracción del arte a ritmo de tren, que está disponible, para todo aquel que quiera consultarla, en el Archivo Institucional E-pritns Compluten. La tesis tiene mucho interés pero en Pintura de humo tenemos el aliciente de que está escrito para que cualquiera disfrute, con un estilo impecable y una manera de afrontar el asunto, con rigor pero sin academicismos, que hace su lectura tan agradable como provechosa.
A partir de la obra de los impresionistas, se engarzan los cambios que ocurren en el arte moderno con las transformaciones que acontecen en la técnica y la vida diaria. Algunas de las cosas de las que habla Rocío Robles ya las conoce cualquiera que haya estudiado Historia del Arte pero aquí, vistas a través del hilo conductor que dibuja el humo de las locomotoras, adquieren otra dimensión.
En este libro, que tiene 130 páginas, hay un enorme esfuerzo de síntesis. La autora ha consultado muchísimas fuentes de la época y ha sabido servirse de la erudición para crear un relato lleno de anécdotas jugosas. Es muy curioso, por ejemplo, leer las noticias, entresacadas de periódicos y revistas, sobre los peligros del tren o sobre la nefasta desaparición de las distancias y la alteración del tiempo. ¡El siguiente paso es llegar a la luna!, dicen los horrorizados cronistas de la época. El ferrocarril se equipara a otros excitantes que hacen la vida más entretenida pero también más peligrosa. Así, fumar en el tren se convierte en lo más de lo más para los modernos.
En el libro se crea un paralelismo entre la propaganda que se construye alrededor del ferrocarril y la que tejen los propios artistas sobre sí mismos y su obra. Los impresionistas se dotan de un programa, pero también de mecanismos económicos y de organización, para asaltar la Academia. Es muy divertido, e ilustrativo, seguir el discurso de Rocío Robles y ver como se va tejiendo esa complicada relación entre dinero, argumentos literarios y justificaciones intelectuales que es el arte actual. Los gérmenes de todo lo que conocemos estaban ya a finales del XIX.
En medio de un panorama de creciente velocidad, de desarrollo industrial, de aparente progreso ilimitado, la pintura se desvanece, envuelta en el humo de las estaciones y en la estela que se pierde en la lejanía de los campos.
No solo es un libro para disfrutar con la lectura del texto porque está también lleno de imágenes. Hay una gran cantidad de fotografías, grabados y reproducciones de pinturas (en color y blanco y negro) que ilustran el discurso y permiten comprobar las argumentaciones sin acudir a otras fuentes. Por si esto fuera poco, el formato es adecuado para transportarse en el bolsillo y leerse en el vagón (del metro).
Además, el humo sigue animando la pintura.
¡A gozar con las volutas!
Pintura de humo de Rocío Robles Tardío, está publicado en la editorial Siruela (2008) dentro de la colección La Biblioteca Azul, serie mínima.
Javier Pérez Iglesias