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Voces de humo

María Jesús del Olmo 10 de Febrero de 2009 a las 08:52 h

Ahora que tan de moda vuelve a estar el cuento, voy a recomendar un libro de relatos, Voces de Humo de Pablo Andrés Escapa. Esta obra es su segundo libro de cuentos, tras el especialísimo y delicado Las Elipsis del Cronista, también muy recomendable. Lo primero que aconsejo es acercarse al libro con espíritu de orfebres, despacio y con fruición, con tiempo y reposo, eso que tanto nos falta hoy día. Las notas que siguen son fruto de la lectura del libro y de una conversación posterior con el autor durante un club de lectura, hace ya un año.

La idea que guió a Pablo Andrés al escribir el libro que nos ocupa, fue contar la historia de la construcción del tren minero del valle de Laciana, asombrado de que nadie hubiera hecho incursiones en un territorio narrativo tan interesante como la historia de un tren en un valle del norte; tan solo Luis Mateo Díez le había dedicado un cuento titulado "El Tilo", pero el tren no era el protagonista de la historia. La idea original del Pablo Andrés fue escribir una novela, con una trama quasi-policiaca, que se desarrollara durante la construcción del tren, pero al final pensó que la sucesión de relatos era más apropiada para contar esa historia.

Así que nos hallamos ante Voces de Humo, un libro de relatos sobre el humo que el tren dejaba a su paso en el valle y sobre la impresión borrosa, de humo, que hoy podemos tener sobre un pasado que ya no existe. El autor es plenamente consciente de que su libro "ha llegado tarde", como alerta el canto de las cigarras del último cuento: los protagonistas del tren minero ya no pueden desvelar su historia; el libro que nos ocupa es, por tanto, una recreación del factor humano de la historia del tren, y así se refleja en el relato titulado "Ida y Vuelta" donde el trasunto del autor, el pintor Eduardo Cigarra, inventa y pinta los detalles de un pasado que ya no existe. Esta labor de re-creación del pasado que acomete Pablo Andrés en la trama del libro cuenta con dos ingredientes básicos, el cariño por los paisajes de su infancia y una minuciosa labor de documentación que evoca su profesión de bibliotecario. Pablo Andrés conversó con un maquinista de la época y con dos ancianas que recordaban las obras de construcción del tren y de cómo los obreros habían tenido que distribuirse por las casas del valle, porque no había otra forma de alojarlos.  Además consultó la Memoria de la Empresa Minero-Siderúrgica de Ponferrada sobre la construcción del tren y las abundantes fotos de la época que se conservan; todo ello junto a sus recuerdos de infancia, ya que Pablo Andrés aún recordaba el tren en  funcionamiento.

Cuando el lector se adentra en la lectura, percibe que los relatos de Voces de Humo no tienen una extensión uniforme; los cuentos cortos sirven de bisagra entre los más largos y cumplen una función de "entrecuentos" que utiliza sabiamente el autor para introducir algunas historias sin historia -mucho más descriptivas- o para deslizar trozos de los textos originales de la Memoria de la Empresa Minero-Siderúrgica de Ponferrada.  Esos textos históricos, revestidos de intención  poética, sirven al autor para recomponer la realidad técnica e histórica del tren minero, para levantar un esqueleto, sobre el que irá añadiendo "la carne", el lado humano "recreado", que los textos técnicos hurtan, y que el autor echaba de menos.

A pesar de ser un libro de relatos independientes, Voces de Humo conforma una historia continua, ordenada cronológicamente y con elementos que se repiten y reverberan a lo largo de todo el libro hasta prestarle unidad: por supuesto el tren y el paisaje, pero también el acordeón, el lobo que no es lobo, que es perro, las cigarras, y algunos de los protagonistas. ¡Recomiendo prestar atención a las cigarras durante la lectura del libro!  El autor es también cigarra, que no deja de cantar/contar ni para tomar aliento. Además, como las cigarras del mito platónico pretende ofrecer la verdad de su canción para enseñanza de los hombres. La idea de la repetición de las cigarras y del significado que adquieren a lo largo del libro no fue deliberada, fue una intuición a lo largo de la escritura que fue ganando poco a poco su pleno sentido. Surgió a raíz del último cuento, "Plegaria de la vía muerta" que en realidad fue el segundo que Pablo Andrés escribió; entonces le pareció que no podía desaprovechar el recurso de la voz de las cigarras y su significado en el resto de los relatos, que no podía dejarlo como una imagen aislada. Así se convirtió también en un recurso poético que entrelaza los cuentos al repetirse y fortalece así la unidad del libro. 

Para acabar quiero destacar otro asunto recurrente en la obra de Pablo Andrés, el mar, que el autor confiesa añorar siempre, desde su consciencia de hombre de tierra adentro; y la mejor forma es transcribir unas palabras sobre el mar, tomadas del segundo cuento "De los mares en calma"; allí Ezequiel nos habla de su presencia misteriosa y constante cuando comenta con los lugareños:

"- (...) Al pasar junto a la cuadra de Erundino sonaba un ruido.
- Sería una vaca - querían razonar el asombro.
Ezequiel, que era albino y tenía los ojos a punto siempre de desbordarse, callaba un momento hasta que decidía.
-       Yo creo que era el mar".

 

Voces de Humo de Pablo Andrés Escapa. Madrid, Páginas de Espuma, 2008.

María Jesús del Olmo, bibliotecaria

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Comentarios - 1

David

1
David - 14-02-2009 - 22:24:59h

Son preciosos los cuentos de Pablo Andrés. Me encanta como se relacionan entre ellos y la manera de hacer reaparecer personajes y objetos. A ver si leo alguna otra cosa suya, que he visto que están en la Complutense.


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