Hasta hace relativamente poco tiempo no conocía a Luis Durán. Sin embargo, ahora ocupa un notable espacio en los estantes de mi casa.

Puede no resultar fácil este autor cuyos dibujos parecen precisamente facilones. La razón es cómo crea sus historias, en ocasiones con absoluto silencio, llenas de símbolos y de constantes referencias cruzadas. Sin embargo podría asegurarse que hace poesía con el cómic.

La primera obra a la que me acerqué fue Antoine de las tormentas.

Y empecé a leer (en ocho viñetas): "Podría comenzar diciéndoos que desde que nací la mano del destino fue contra mi persona. Y que a lo largo de mi extraña existencia mis actos no hicieron sino completar un desastre ya de por sí natural. También podría deciros que desde que llegué al mundo, aquí en Saint-Domingue, mi vida fue una oscura tormenta. Pero comenzaré diciendo solamente que mi madre se llamaba Irene... que en griego significa paz".

A Antoine, que vive en el siglo XVIII en lo que en un tiempo fue La Española, le aparecen llagas en el paladar que forman la palabra QUIZÁS. Se cuenta su historia que inevitablemente queda ligada al mar y envuelta en un relato de piratas. De vez en cuando el relato se interrumpe con "Los cuentos de mi madre Irene" que cada vez hablan de un personaje distinto: Denis de los Relámpagos, Dominique de los Sueños, Laure de los Espejismos, Don Fascinante de los Sepelios.

Y creo que no debo contar más.

DURÁN, Luis. Antoine de las Tormentas. Bilbao: Astiberri, 2003. 158 p. ISBN 84-95825-43-0.

Andonie de las Tormentas