El decreto del gobierno de Antonio Maura movilizando a los reservistas catalanes para la guerra de África, y eximiendo de tal obligación a los que podían pagar 1500 pesetas, provocó el estallido popular que cristalizaría en la Semana Trágica de Barcelona. Andreu Martín se sirve del género negro para reconstruir día a día estos hechos a través de personajes reales y de ficción que dan vida a esta novela.
Varios son los protagonistas de los acontecimientos hábilmente desgranados por el autor: la familia Estrada, representante de la alta burguesía catalana, envidiosa de los privilegios del alto clero y contraria a todo tipo de educación encaminada a la emancipación del obrero; Francesc Ferrer i Guardia, fundador de la Escuela Moderna; Emiliano Iglesias, del partido radical, falto de ideas, anticlerical y anticatalán, incitador de la quema de conventos; Pere, Mercé y Rodolfo, personajes entrañables y llenos de fuerza, recorren las calles de Barcelona creyendo que están haciendo la revolución, destruyendo un mundo que les es hostil para construir otro en el que poder ser dueños de sus propias vidas.
Ambientada en la Barcelona del desarrollo industrial de principios de siglo XX, son las gentes del barrio Pekín, la cara oculta del Poble Nou, quienes simbolizan el sufrimiento de esas clases subalternas cuyo deterioro es consecuencia directa de un desarrollismo concebido sólo para favorecer a selectas minorías.
"Las aguas del Mediterráneo se ensuciaban al llegar a Pekín. Se mezclaban con trozos de madera y cartones, y papeles, y trapos, y excrementos... sesenta casetas de adobe encalado y cuarenta chabolas desvencijadas, construidas con maderas y cañas y cartones, se amontonaban en la playa formando un poblado de una sola calle, la calle Alberá, llena de miseria y de inmundicias... rozando las últimas viviendas, de vez en cuando pasaba el tren que unía Barcelona y Mataró con gran catástrofe de ruido y humo de carbón que caía sobre las barracas y teñía habitantes y edificios de color negro... Al otro lado de la vía, la prosperidad y el progreso representados por las fábricas de Pueblo Nuevo, el Manchester catalán, el motor de España"