"Las armas son instrumentos para matar y los gobiernos permiten que la gente las fabrique y las compre, sabiendo perfectamente que un revólver no puede usarse en modo alguno más que para matar a alguien" (Giovanni Papini)
La lectura de crímenes literarios ha evitado algunos reales, aunque para los múltiples carentes de imaginación, esas estrategias de la ficción, les han servido para cometerlos. Pero no tenemos tiempo para pensar en supuestos dialecticos, cuando la realidad es superada en progresión geométrica. Me quedo con todo momento irreal para sentarme ante cualquier novela, aunque el género negro me acerca más a la actuación de la condición humana, y a toda variante de sus ejecuciones, matemáticamente relacionadas con los climas.
Esa sociedad de noruegos, finlandeses, islandeses y suecos, y también algunos daneses y holandeses, ha dedicado siempre, muchas de las horas de puertas adentro, a leer. Desde la mítica piedra de Rök, los infinitos árboles genealógicos de sus sagas, o la inmensa producción de literatura infantil, pasando de regodearse en el romanticismo hasta ir agriando la vida interior con el realismo teatral, han llegado leyendo, al desenmascaramiento de la violencia en los recintos cerrados, en la actual novela. ¡Ah! y también enfundados en periódicos en la vida pública, según palabras de Mankell, leen, al lado de una taza de café.
Y directos al hoy, fue el asesinato de Olof Palme lo que desató el fenómeno de la novela negra escandinava, destapando ese subsuelo del un idílico paraíso que parecía perfecto, y libre de las distorsiones vistas en la historia de los pueblos del sur, más cercanos a las pasiones, y lejos del tan frio y educado corazón nórdico.
Con la trilogía de Leif G.W. Persson, El fin del estado de bienestar, se pone en manos del jefe de la policía sueca Lars Martin Johansson la investigación de los últimos veinticinco años de la historia social, política y criminal de Suecia, y en concreto de su capital, Estocolmo, mordiendo en las bases de la década de los sesenta, cuando comenzaron a aparecer las fisuras, que años después acabaría con la idea de que teníamos, del mejor país del mundo para vivir la gente corriente.
En este último libro de la trilogía En caída libre, como en un sueño, Johansson, un agradable y simpático responsable policial, está a punto de jubilarse, pero antes de abandonar sus responsabilidades decide reabrir las investigaciones del asesinato del primer ministro Olof Palme. Reuniendo un grupo de especialistas quiere reordenar aquellos archivos, donde piensa que se encuentra toda la verdad, y que por unas extrañas bifurcaciones erróneas en la investigación, aún pende sobre la responsabilidad del estado, no haberle puesto nombre a los verdaderos responsables.
Aquel viernes 28 de febrero de 1986, Olof Palme junto con su mujer Lisbet, a las once y veinte de la noche, cuando salían del cine, sin escolta, alguien se acerco 'por detrás y le pego un tiro en la cabeza, matándole al instante e hiriendo gravemente a su mujer. Y en esta ficción, contando con la realidad paralela de Persson, encontramos el último intento, del un Johansson, que sabe que hay a la vuelta de la esquina, abriendo el expediente antes de que prescriba.
Dentro de la sobriedad de las conversaciones, donde opiniones, estrategias e impetuosas trampas, no conciben determinados errores y pistas puestos como evidencias, para desviar la atención real, haciendo caminar en la dirección equivocada, aquel grupo, que como lector y pendiente de la verdad, nos lleva a pensar que la orquestación de todo aquello fue dirigido desde una ultraderecha policial, que veía en el primer ministro, un enemigo a eliminar, y en ello se empeñaron, y todos los años posteriores, para ocultar la verdad, y en los preparativos del momento de la ejecución de Palme.
Pero hemos de pensar que desde el inicio de la lectura de esta novela, el posicionamiento del autor, va parejo a su trayectoria profesional, y te ves acomodado a sus opiniones, cuando como yo, has soñado con la socialdemocracia sueca de los primeros tiempos del desarrollo del estado de bienestar perfecto. Tantas mentiras encapsuladas en unos diálogos mordaces y sin rodeos, ponen al jefe de policía en una pista de caída libre, dentro de esta magnífica novela de suspense, con abundantes exposiciones sobre el deterioro social, que habiendo contado con una eficiente gestión programática inicial, fue minando, desde los estamentos públicos oficiales responsables, el buen camino socialdemócrata.
Según va tomando un nuevo orden la investigación, nos damos cuenta que el inspector jefe se va convirtiendo en un títere de aquellos que sobrevivieron, tras su posibles implicaciones en el magnicidio, y con su farsa, le ponen en el escritorio del diablo, para firmar la compraventa de su alma.
Leif_G._W._Persson nació en 1945 en Estocolmo, en el seno de una familia de clase trabajadora. Su tesis doctoral de 1980 se centró en los problemas de medición estadística de la criminología, titulada "Criminalidad oculta". Fue asistente y profesor de la Universidad de Estocolmo y la Universidad de Linkoping, consultor de estadística en la Oficina Nacional de Estadística, asesor científico y experto en asuntos sociales, y - a partir de 1967 -.como experto y asesor de la Policía Nacional y el entonces Comisionado Nacional de Carl Persson Fue asesor del ministro de Justicia sueco y desde 1991 ocupa la plaza de catedrático en la Dirección de la Policía Nacional Sueca. Autor de varias novelas y de la famosa trilogía El declive del Estado del bienestar ( "Entre la promesa del verano y el frío del invierno", "Otro tiempo, otra vida" y "En caída libre, como en un sueño"). A lo largo de tres décadas Persson ha sido cronista del desarrollo político y social moderno, en sus oscuras, complejas y humorísticas novelas policíacas, donde el realismo social de un Balzac o un Dickens se mezcla con la dura jerga callejera de un James Ellroy. Para el cine y la televisión, junto con Jan Gillou y Lorentzon Pär, escribió Los especuladores, El hombre de Mallorca , La ley del hombre, Los chicos de Fagehult, Goltuppen. Tabloides, El caballero de blanco, Anna Holt y Asesinato en verano. Ha escrito también en colaboración con los autores citados anteriormente, El gran libro macho, Los libros de Guy Arnas, Los libros de cocina de Guy Arnas y Desde Fagerhult a Siberia. En la actualidad el criminólogo más renombrado de Escandinavia.
Olof Palme, político socialdemócrata sueco (Estocolmo, 1927-1986). Nacido en una familia rica, Palme llegó al socialismo por convicción intelectual cuando era estudiante en Estados Unidos. A comienzos de los años cincuenta ingresó en el Partido Socialdemócrata Sueco, que llevaba gobernando el país ininterrumpidamente desde 1932, e hizo una rápida carrera política a la sombra del primer ministro Erlander (en el gobierno desde 1946): fue secretario del primer ministro, diputado y ministro, antes de que el propio Erlander le designara para sucederle al frente del partido y del gobierno cuando se retiró en 1969.
Palme completó la construcción del imponente Estado de bienestar y la definición del modelo sueco de desarrollo capitalista con fuerte protección social. En política exterior rompió con la tendencia de sus predecesores al aislamiento y la neutralidad, convirtiéndose en un pacifista activo y militando en favor de la democracia a escala mundial: apoyó la lucha de la oposición española contra el régimen de Franco, defendió los movimientos antiimperialistas del Tercer Mundo (alineándose, incluso con el régimen comunista de Vietnam del Norte, en guerra contra los Estados Unidos), combatió las intervenciones soviéticas en Checoslovaquia y Afganistán, impulsó el diálogo Norte-Sur y las negociaciones de desarme.
La crisis económica de los años setenta y sus repercusiones sobre el costoso Estado de bienestar sueco le hicieron perder las elecciones de 1976 y 1979 en favor de los conservadores; pero regresó al poder ganando las de 1982 y 1985. Murió asesinado en la calle cuando caminaba sin ninguna protección, como tenía por costumbre, sin que las investigaciones posteriores consiguieran aclarar la autoría del atentado.