Un chileno-peruano (¡gracias Máximo!) me dio el nombre del autor: Santiago Roncangliolo. El canon de mejores novelas iberoamericanas del corto siglo XXI realizado por Carlos Fuentes, me proporcionó el título: Abril rojo.
A partir de ahí, el primer informe de Félix Chacatana Saldívar (precedido de una hermosa dedicatoria "Porque yo soy / de donde tú estés" y 3 significativas citas) da paso a un aluvión de literatura que -dotada de los tintes de la novela negra- desnuda inmisericorde la realidad peruana de los últimos tiempos.
Félix Chacaltana es un fiscal inofensivo (no sé por qué me recuerda a una mezcla del señor López y Rompetechos) que se va llenando de aristas a la vez que se empecina en descubrir cuál ha sido la razón de que haya aparecido el tronco de un cuerpo totalmente calcinado en pleno carnaval y en la proximidad de un proceso electoral.
Su investigación le lleva a chocar y mezclarse con la policía y el ejército, amén de otras fuerzas vivas. Dialoga constantemente con su madre muerta, acude a un restaurante donde jamás come, para encontrar a Edith de la que se va enamorando, se mueve por diferentes destinos, con Ayacucho, su ciudad, como eje central y la "burocracia" -omnipresente hasta en lo cotidiano- como atmósfera. Al mismo tiempo va redactando o retocando distintos informes sobre lo que va aconteciendo...
A través de una ágil pluma se desvela, retrata, satiriza, critica... el Perú. O tal vez, ya que muchos muertos parecen poblar su realidad, se despiertan sus fantasmas, especialmente los de la historia reciente, muchos de ellos ligados a la violencia institucional y senderista; otros, a una forma de entender el mundo y al intento de subsistir en él por parte de personas que pertenecen a culturas diferentes.
No lo he leído de un tirón porque ha sido materialmente imposible; sólo puedo decir: "Santiago Roncangliolo, bienvenido a mis estantes".