Hace más de 20 años, mi amigo Xabi me enseñó un libro que había comprado hacía poco. Era un libro fundamentalmente de imágenes. Me mostró el mecanismo para interpretarlo y me dejó con él. Sus páginas, blancas y brillantes, están hoy mucho más desgastadas, fruto de múltiples revisitaciones.
Si su título era curioso no lo era menos el subtítulo: Potencias de 10: sobre el tamaño relativo de los objetos del universo. La obra, de Philip y Phylis Morrison; basada en la película "Powers of ten", del equipo de Charles and Ray Eames.
Ahora podemos encontrar muchas versiones de la misma idea. Sólo por poner unos ejemplos, que llevan a otros:
- Potencias de 10: un viaje del macrocosmos al microcosmos (Slideshare, en portugués: ver arriba)
- Potencias de 10 (Youtube, en catalán)
¿De qué trataba el libro?
Partía de la imagen de una merienda campestre. Un hombre está dormido sobre el mantel. La cámara va alejándose progresivamente en escalas de 10: primero a 10 metros, después a 100 y así sucesivamente. De tal manera que el mantel pasaba a ser un punto, después lo era el parque donde se encontraba, luego la Tierra, el Sistema Solar, la Vía Láctea... Todo el espacio se llenaba de vacío y los pequeños puntos de luz que se apreciaban incluían inabarcables espacios.
Llegado a un punto de zoom, la cámara volvía a gran velocidad hasta el mantel y el hombre.
Ahora la cámara se fija en su mano. Y se va introduciendo en ella, también a escalas de 10, de tal manera que nos acerca a las partículas más pequeñas que se pueden alcanzar.
Resultado: los extremos (y buena parte de los intermedios) son similares con extensas zonas vacías llenas de diminutos puntos de luz. Cada elemento que parece compacto se disgrega constantemente, abarcando infinitudes o infinitésimas...
¿Y qué? Pues que, aparte de disfrutar visualmente, uno se puede hacer preguntas (o no). Yo me hago algunas. Por ejemplo:
- ¿En qué se diferencia un supertelescopio de un microscopio electrónico?
- ¿La Astronomía y la Biología estudian lo mismo?
- ¿Nuestros pensamientos están huecos?
- ¿Hay oquedad en los besos?
- ¿La sangre azul tiene menos agujeros?
- ¿Están más vacíos los gordos?
- ¿Los blancos están más llenos que los negros?
O, simplemente, como se interrogaba Neruda, "¿Por qué el sombrero de la noche vuela lleno de agujeros?" (Libro de las preguntas).
Andoni Calderón Rehecho