Un fin de semana, una gran casa aislada en medio del campo y un grupo de amigos podrían ser los ingredientes perfectos de una novela de Agatha Christie, pero en este caso no se trata de resolver ningún crimen. Al menos, ése no es el objetivo del escritor Bernhard Schlink en su obra El fin de semana.
Jörg acaba de salir en libertad después de estar veinte años en prisión por llevar a cabo acciones terroristas, entre ellas varios asesinatos. Su hermana Christiane piensa que una reunión de viejos amigos en un lugar tranquilo y apartado puede ser una gran bienvenida y una forma de intentar animar a Jörg para reanudar su vida. Sin embargo, no todo va a ser tan sencillo como ella imagina: ha pasado mucho tiempo, han ocurrido muchas cosas y los amigos no son los mismos que fueron veinte años atrás, además de que no se han visto regularmente y es difícil saber cómo van a reaccionar ante determinadas situaciones.
Aunque casi todos los convocados participaron de una u otra manera en actividades de protesta en contra del Estado, ninguno llegó a cometer actos criminales. Esta circunstancia unida a la aparición de un personaje, defensor radical de la violencia para conseguir un fin, hacen que la reunión alcance verdaderos momentos de tensión dramática que permiten al autor plantear preguntas muchas veces no contestadas.
Bernhard Schlink, que ya nos mostró la crudeza de las secuelas del III Reich en El lector, vuelve a emocionarnos abordando otro delicado asunto de la historia alemana más reciente, el terrorismo, analizado desde una perspectiva más actual y, sobre todo, tratado desde el punto de vista del individuo que se enfrenta a su realidad cotidiana, ante la que se ve obligado a responder.
No obstante, aun siendo el eje principal de la trama, este tema no acapara toda la novela. La convivencia durante el fin de semana nos dará la oportunidad de conocer con cierta profundidad a cada uno de los personajes e indagar en sus vidas pasadas y presentes, ver cómo han evolucionado y cómo se sienten de nuevo ante sus antiguos amigos.
Los recuerdos, la amistad, el rencor, la soledad, la traición, el amor... desfilan por las páginas de una novela con claros tintes de teatro que nos hace reflexionar y, lo más importante, que no nos deja indiferentes.
SCHLINK, Bernhard. El fin de semana. Barcelona: Anagrama, 2011.