Parecería que en una sociedad como la nuestra, cimentada por siglos y siglos de escritura y lectura, ésta no debería necesitar defensas ni apoyos. Pero sabemos que no es así. Disfrutar con la lectura requiere dedicación, esfuerzo, y ocasiones para que se produzcan encuentros entre las personas y los libros.

La lectura se desarrolla en una ecología frágil, en la que hay muchos elementos interrelacionados, y cualquier desajuste en alguno de sus eslabones puede traer consecuencias nefastas o propiciar momentos mágicos.

Nuestros colegas italianos hablan de la BELLA cadena para referirse a todos los implicados en el ecosistema lector: los Bibliotecarios, los Editores, los Lectores, los Libreros y los Autores tienen su papel para ayudar a que el termómetro de la lectura no de señales de alarma. Entre todos ellos se crean sociedades lectoras.

Dentro de este entramado las librerías son un elemento muy especial porque además de implicarse en la lectura generan riqueza y crean puestos de trabajo. Las buenas librerías, van mucho más allá del negocio de vender y ofrecen asesoramiento, espacios para el encuentro y su propia selección dentro del panorama de novedades.

Las bibliotecas nos proporcionan seguridad (de libertad en el acceso a la información y al disfrute) pero las librerías aportan una dosis de placer que todo lector sabe valorar.

En todas las librerías que frecuento se ha creado una relación especial con las personas que trabajan allí. ¡Y es que en la lectura siempre pesa el factor humano! Para que una librería sea de las buenas tiene que haber algo más que un buen plan de negocio. Las que vamos a traer a esta sección, "Librerías de cabecera", van cargadas de pasiones, sabiduría y amor por las lecturas.

Y nada mejor para inaugurar la sección que una librería nueva que regentan dos mujeres jóvenes que no le han tenido miedo al arriesgado mundo de los libros. Para que las conozcáis, en Sinololeonolocreo hemos conversado con ellas.

¿Quiénes son Anuska y Ainara?

Ana Real es una madrileña afincada en Santander que se vino atraída por el buen recuerdo de las vacaciones de la infancia  y queriendo criar a su hijo en el buen vivir que se respira en la ciudad. Maestra de carrera y amante de los libros por vocación.

Ainara Bezanilla es una esteta "wabi" desmesurada, con un síndrome de Diógenes que desespera a Ana y le hace llenar la librería de objetos que cree imprescindibles y que, a ojos del resto, la convierten en un almacén de retales. Pero Ainara sostiene que todos esos materiales son "tallerables" para los pequeños y no tan pequeños usuarios del espacio.

¿Desde cuándo está abierta la librería? ¿Cómo llegastéis a decidiros por esta profesión? ¿Son las librerías un negocio?

La librería abrió sus puertas en octubre de 2006. Y estamos en esto por vocación. Apenas nos conocíamos, pero ambas escuchamos que, tanto la una como la otra, lo que más queríamos en el mundo era tener una librería, en principio, de literatura infantil.

Tras unos cambios considerables en nuestras vidas  decidimos planteárnoslo seriamente. Todos los planes de viabilidad pitaban en números negativos, los de la agencia de desarrollo local creyeron que habíamos chiflado.  Ainara abandonó el estudio de arquitectura en el que llevaba tiempo trabajando, reunió todo el paro acumulado y adelante. Nos endeudamos y ahora nuestro trabajo ¡es leer!

Aunque hablar de ello como negocio aún nos cuesta, el fallo quizás es que ninguna de las dos nos dimos cuenta de lo poco mercantilista que era la otra.

Toda la vida quisimos tener una librería, el olor a libro, leer las novedades antes que nadie, sondear los agotados, conseguir libros perdidos, hablar sobre ellos, recomendarlos, compartirlos con lectores y prelectores aún más obsesionados que nosotras, desmenuzarlos, disfrutarlos. Y, aunque alguna vez nos cueste mucho, venderlos.

Hablad un poco del fondo. ¿Por qué libros infantiles y una  selección de arte y diseño?

Ambas tenemos pequeños y conocíamos el mundo de la literatura infantil por estudios y por interés. La parte de arte nos vino dada, Ainara no se podía separar de sus mañas en la arquitectura y el mundo de la ilustración es tan extenso? que decidimos no dejarnos llevar por los departamentos estancos.

Quizás ese es el espíritu de la librería, el eclecticismo. Nos gusta pensar que es una librería de Arte, porque como dice la gran Pacovska ¿qué mejor primer museo que un álbum ilustrado?

El fondo de la librería no se basa en las novedades, sino que somos harto tendenciosas. Tenemos sólo aquello que nos gusta o nos resulta interesante y de calidad. Se publica tanto que nosotras no nos podemos permitir tenerlo todo, así que escogemos lo que queremos tener en las estanterías. Ahora miremos hacia donde miremos en la librería hay un libro que tiene que estar por su valía, no por su interés comercial.

Las editoriales ya nos conocen y saben que no vendemos lo que no nos gusta, existen fondos que es imprescindible mantener. Es una librería pequeña pero ambiciosa. Los niños crecen, pero los libros han de seguir ahí para las generaciones venideras, sin dejarnos llevar por las presiones del mercado de las novedades que inundan las librerías sin dejar hueco a los libros que han de estar en ellas por derecho propio.

Nuestros pedidos de novedades son casi por unidad, nos los leemos y si nos gusta pedimos más. A no ser que confiemos plenamente en el autor o en el ilustrador.

Y además de vuestra selección y asesoramiento ¿qué cosas pasan en la librería?

Organizamos distintas actividades. Todos los sábados de octubre a junio en horario de mañana realizamos talleres de animación a la lectura, trabajamos alrededor de dos o tres álbumes y a partir de ellos tratamos, normalmente desde el plano plástico, de expresar todo aquello que nos haya movido la lectura de los textos. Lo relacionamos con poesía, escritura creativa, arte y con libros, que en principio, no están destinados a lectores infantiles.

La sociedad actual se empeña en que los niños aprendan a leer cuanto antes, pero sólo palabras, no imágenes. Se abandona el álbum ilustrado en cuanto los prelectores pasan a lectores ¿cuántos niños no maldecirán el día en el que aprendieron a leer y con ello se acabaron las ilustraciones y el rato de lectura compartido con los mayores implicados en que aprendan a leer?

Por otro lado tenemos una empresa dedicada a la mediación lectora, "Arte en la merienda", en ella trabajamos en la formación de mediadores a la lectura. Impartimos cursos para docentes, bibliotecarios y progenitores. En ellos trabajamos distintas tácticas y estrategias para trabajar en la mediación continua, más allá de las actividades de "animación a la lectura" en los "días señaladitos". Realizamos estudios de fondo de biblioteca, dinamización, talleres de escritura creativa, programas para instituciones y fundaciones. La verdad es que es un campo de trabajo amplio que nos satisface bastante y está resultando de maravilla.

¿He oído algo de una editorial?

Tenemos una pequeña editorial, en realidad es un capricho de infancia. 

En ella estamos asociadas distintas personas que acudimos a la misma escuela, el colegio "Verdemar", en donde aprendimos todo lo que sabemos a partir de una imprenta. Hacer libros era algo cotidiano, no existían libros de texto más allá de los que salían de nuestras manos. Nuestro aprendizaje a la lectoescritura se realizó de un modo tan natural que mezclar lo manual con lo intelectual nos parecía habitual, claro, hasta que salimos al mundo real. Y conocimos gente ¡que no leía!

En ella nos asociamos el estudio de diseño Beusual, Ainara de Merienda en el tejado y Alberto Iglesias (dramaturgo y actor).

Así que se trata de una pequeña editorial con un punto fetichista de más que ha salido con un cuento para adultos de Alberto Iglesias, Dragón, ilustrado por Anna Mer y que pretende sacar al menos un título al año. Todos ellos ilustrados y bellamente encuadernados. 

Ahora estamos a punto de inaugurar la colección de poesía con el nuevo libro.

¿De dónde viene el nombre de la librería?

Una tarde estábamos dando de merendar a los niños en la cocina de Ana, al tiempo que realizábamos una lluvia de ideas para el posible nombre de la librería. Uno que surgió entre los que íbamos diciendo fue colorín colorado y de repente Carmela (la hija de Ainara) replicó "merendamos en el tejado" y ahí tuvimos claro el nombre.

Por favor, recomendad un libro a los lectores de Sinololeonolocreo

Ufff. En realidad nosotras recomendaríamos todos los libros de Bruno Munari, Gianni Rodari y Roald Dahl, no solo por su obra directa para niños, sino por todo lo que supone la enseñanza para ambos. Por su sentido estético de la imagen y la palabra y su didáctica de la fantasía. Por su reivindicación de la infancia como un derecho y no un privilegio. Por permitirse ser "Sparky" (léase Danny campeón del mundo de Roald Dahl) y por transmitirlo tan generosamente.

No puede existir biblioteca que se precie de serlo sin Drawing the sun de Bruno Munari, Cuentos por teléfono de Gianni Rodari o Matilda de Roald Dahl.

Librería Merienda en el Tejado

Calle de San José 16, bajo

Santander, Cantabria , España

http://www.meriendaeneltejado.com/

+34 942 039 406