"Quien a ser traidor se inclina, tarde volverá en su acuerdo". (Tirso de Molina)
Han pasado casi cien años, y aquel dorado y más reciente imperio que coronó otra Europa unida, se desmorona y subdivide en irreconciliables ideologías con tufo democrático o socialista, y en territorios y líneas de sangre azul.
Alexander Garber, un escritor famoso, instalado en la Viena de postguerra en 1925, busca el sentido que le daría a la reedición de sus obras propuesta por su editor, para ello trata de unificar aquellas dispares producciones teatrales, cuyo éxito le rodea, para que no se queden como una crónica de una época ya desaparecida, y sigan siendo aplaudidas por sus lectores y espectadores. Sabe que ellos siguen teniendo continua fascinación por los Habsburgo y ven en sus obras lo admirable de los regentes, con el mismo sentimiento que ellos preservan. Aunque a veces piense que sus obras pueden parecer obsoletas, le han dado muchas ganancias, sin ser uno de los eternos consagrados. Y sueña al lado del lago donde vive, con sus libros editados en cuero y repujados con escudos.
El mismo plantea la estructura de la novela, teoriza sobre la técnica narrativa, a la vez que nos cuenta su trayectoria vital desde los inicios hasta el reconocimiento como escritor.
Y mientras prepara los prólogos, Garber ve en el periódico impreso Voces exiliadas una fotografía, ilustrando un artículo de Alicia Chudo, sobre la emigración rusa. En ella cree reconocer a su amigo de juventud Jakob Tausk, aunque en el pie de foto aparece bajo el nombre de Avrakham Shudin, calificado como uno de los más despiadados interrogadores bolcheviques. A partir de aquel reconocimiento, quiere saber que ha sido de Tausk, allí acusado de violentas y frías actuaciones.
Con gran anhelo literario, va exponiendo su relación epistolar con los principales testigos de ciertos hechos sangrientos, en la provincia de Galitzia. Les requiere su punto de vista sobre lo que ocurrió aquel día de Pascua en la plaza de la catedral. Y las respuestas son la información con la que va narrando las causas y los crímenes, que hicieron explotar aquel compacto territorio regentado por los Habsburgo, desde los dos años anteriores a que estallara la Primera Guerra Mundial.
Todo queda racionalizado en el primer capítulo en la carta de Asher Blumenthal a Alexander Garber: Un edicto o declaración de principios de los puntos de fricción entre dos mundos que se complementan en el ideal revolucionario, pero explicándonos que su paciencia y su estrategia, tienen velocidades y puntos de partida opuestos.
Es 1913, Moritz Rotenburg el más rico judío y hombre de negocios del imperio, tiene como objetivo hacer todo lo posible por salvar a su hijo Hans, activista revolucionario en el punto de mira de sus rivales, ya que lo consideran el foco provocador y el detonante, de un fin, que en sí se fraguó en el interior de la gran monarquía, con una mezcla de corrupción y traiciones.
El conde-gobernador Wiladowski, responsable político del territorio y católico, vive en permanente temor, y por miedo a ser asesinado, deja en manos de su hombre de confianza, un brillante ex-estudiante rabínico Tausk, todo el poder para controlar el territorio fronterizo, usando esté para ello los más represores sistema de tortura, donde aflora la venganza de su alma atormentada.
Retomando la razón de la historia, hemos de pensar en: ¿por qué había tantos judíos en el imperio austrohúngaro? Encontramos la respuesta en la particular protección que les ofrecía el imperio de Francisco José, cuando el resto de occidente, empujado por el catolicismo, se envolvió en un antisemitismo, que los arrincono bajo su territorio.
Racionalismo, religión y nacionalistas luchan contra la migración, traspasando el siglo XX, y que con aquellos acontecimientos, abrió la vaina del rencor, en una Europa parcelada de una forma poco concreta, entre ambivalencias ideológicas y oscuras sensualidades.
A los judíos y a los católicos, ricos o pobres, y a todos los habitantes de este convulso territorio les importa el amor, el dinero, y sobre todo, buscan el reconocimiento personal por los otros, para sentirse avalados en su proceder político, social y económico.
El desarrollo intelectual en aquella época y en aquel territorio, se mantiene en los años posteriores en la Austria como republica parlamentaria, donde también los poderes de la nobleza fueran abiertos al público, aunque mantienen un parlamento controlado por nobles y aristócratas, que se resisten a abandonar su posición dominante.
Este juego de poderes se entrelaza narrativamente, encajando en las vilipendiadas monarquías, aquellas ideas democráticas y socialistas en competencia.
Todos los personajes son importantes en la novela: los anteriores comentados por su posición estratégica en el imperio, política y económicamente. Los demás: Hans Rotenburg piensa en el asesinato como método eficaz revolucionario y quiere destruir todo lo que el imperio económico de su padre representa en Galitzia; Asher Blumenthal, el verdadero revolucionario, lacayo del Hans, que quiere ser aunque sea hijo ilegítimo de Moritz; el rabino Brugger incendia fuegos, insinuando en sus arengas que está próxima la llegada del Mesías; Marie-Louis, la esposa del conde ejerce de contrapunto al los excesos de vanidad de su marido, Mathias Pfister ejerce de bálsamo a la agresiva actuación de Tausk y escenifica parte de la traición; y los hijos de la nobleza son el hilo que rellena los ideales revolucionarios, que en el fondo son principios románticos, no mucho más peligrosos que un panegírico endeble; los miembros del club Mendelsson, los seguidores del rabino, los ayudantes, el servicio, cumplen el papel que les otorga la responsabilidad para la que fueron designados. El autor describe su función social y política, en el entorno para complementar a los distinguidos protagonistas.
Paralelamente la elite religiosa queda en un vacío latente, hasta su magnificencia se incline, tras agazaparse, por la línea conservadora de lo que quede tras el cambio. Al mismo tiempo dejan confluir las profecías para que aunque aquel rabino sea incómodo, les den pie a un concertado y diversificado futuro ideológico.
Quizá el subterfugio revolucionario sea un ataque positivo si los subversivos valoran que cualquier objetivo que esté en la línea del poder, sirva para cambiar el curso de cualquier enquistamiento, incluido el imperial.
Y en el resumen de esta visión de aquellos hechos, Batya el gran amor de Hans, tras los vaivenes emocionales, también nos contesta en forma de carta, aceptando una nueva situación al lado del Hans heredero, que podemos generalizarla a la de todos. Distando de los demás, dada su situación privilegiada, anota la posibilidad de una versión personal escrita de aquella historia, y así se cierra el interés de Alexander Garber por su opinión.
Algunos críticos han dicho que le falta consistencia a esta novela, comparándola como otras crónicas de Musil o Roth. Pienso que se ha de leer como una intrigante historia, donde la ambición, la lucha de clases y la traición son el germen del vaivén que aún sacude a la Europa eslava.
Michael André Bernstein renombrado erudito y novelista Michael André Bernstein, profesor de inglés y Literatura Comparada en la Universidad de California en Berkeley. Nacido en Innsbruck Austria en 1947 y criado entre Europa, Canadá y los Estados Unidos, Michael era un intelectual cuyos esfuerzos multilingües como profesor y como escritor de poesía, ficción, manifestó para la crítica una capacidad única para sintetizar los temas sobre los que fue tan ampliamente instruido: historia, literatura, arte y política. Ha publicado mucho en los Estados Unidos y en el extranjero, y fue galardonado en repetidas ocasiones por su contribución excepcional al mundo de las letras.
Entre los premios de prestigio que le confiere fueron los Koret Premio Israel, una beca Guggenheim y la elección a la Academia Americana de las Artes y las Ciencias. Él era un colaborador habitual de The New Republic, The Times Literary Supplement y The Los Angeles Times Book Review del domingo. Él publicó un libro de poesía, Prima della Rivoluzione, en 1984. Sus contribuciones a la crítica literaria prolífica incluye: El cuento de la tribu: Ezra Pound y el Poema de poesía moderna, el Carnaval Amargo: El resentimiento y el héroe abyecto, conclusiones inevitables: Contra la historia apocalíptica, cinco retratos: el modernismo y la imaginación en el siglo XX en la escritura alemana. La novela de Bernstein, Los conspiradores, fue seleccionada como uno de los tres finalistas para el premio Reforma de 2004, y nombrada una de las 25 mejores novelas del año por el diario Los Angeles Times. También nominado para el Premio 2004 escritores de la Commonwealth. Él estaba trabajando en una nueva novela en el momento de su muerte.
Como profesor era muy querido por el curso que año tras año impartía sobre toda la obra de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. Fue profesor con gran magnetismo y sentido del humor, admirado por sus análisis de autores como James Joyce, Robert Musil, Ezra Pound, Wallace Stevens y Gustave Flaubert. Su espíritu competitivo encontró su camino cada semana en las canchas de tenis de Berkeley. Se creo un fondo para estudios de postgrado en la literatura moderna en la Universidad de Berkeley, que lleva su nombre (datos lecturalia)