Una amiga ha estado en Chile y se ha traído un montón de fotos de desiertos, paisajes fantásticos en donde los árboles surgen de grietas en el suelo, travesías en barco por la Tierra del Fuego, historias de arco iris lunares en los mares helados, brindis con buen vino y el Libro de las preguntas de Pablo Neruda, que me ha regalado.
Neruda era una referencia poderosísima durante mi adolescencia. Me encantaban sus metáforas, su capacidad para narrar, en poemarios larguísimos, pasiones, gestas, historias de lucha... Me identificaba con su compromiso político y con su erotismo desaforado.
Pasado el tiempo, no sé por qué los poemas de Neruda me emocionan menos. Es como si ya no me dijeran las cosas que me decían. Sin embargo, este libro de las preguntas sigue teniendo un algo, entre cándido y juguetón, que me gusta. Se publicó por primera vez en Losada en 1974, cuando el pobre Pablo ya había muerto y en Chile se había instalado un régimen de monstruos sangrientos con Pinochet a la cabeza.
Las preguntas que nos hace Neruda, que se hace a sí mismo y que comparte con nosotros, son una mezcla de greguerías y travesuras vanguardistas. La verdad, él ya era muy mayor cuando escribió este libro y quizá quiso poner un poco de ligereza en medio de tantos poemas épicos (¡de los que tenía una buena colección!).
Me hace mucha ilusión que este libro impreso al otro lado del Atlántico, en el Chile de ahora, vaya a compartir estantería con la edición que yo ya tenía, la que publicó Media Vaca en 2006 con ilustraciones de Isidro Ferrer.
Isidro Ferrer es capaz de crear acción con unos trozos de madera y unos recortes de papel. Eso es algo parecido a lo que hace Neruda con las palabras en estas preguntas que, en lugar de hacernos pensar en una respuesta, nos transportan a mundos donde podemos seguir preguntándonos.
Cuál es el pájaro amarillo
que llena el nido de limones?
Como ocurre con todos los textos que toca este ilustrador las conexiones entre imágenes y palabras hacen que el libro se ensanche, se retuerza, explote y, en este caso, nos lleve de viaje desde Atacama hasta el Estrecho de Magallanes. ¡Anda que si lo llega a saber mi amiga! Aunque ella, aficionada como pocas a los libros y a las palabras, no iba a renunciar por eso a los viajes en avión.
Lo cierto es que las preguntas de Pablo Neruda, y los dibujos-objeto de Isidro Ferrer, abren las ganas de viajar, de mirar por la ventana del tren, de contar nubes desde el aire y de enterase uno de todo lo que pueda porque...
De tus cenizas nacerán
checoeslovacos o tortugas?
Para viajes más suaves, consigan el Libro de las preguntas en la edición de Media Vaca y descubran las sorpresas que esconden debajo de la camisa, en la cubierta y las guardas, impresas sobre un papel Nettuno Pompelmo de hermoso color amarillo.