Hace unos años, en una fase de lecturas soviéticas me compré el libro Una novela rusa de Emmanuel Carrère, que parecía prometedor. El autor, del que yo no había leído nada hasta entonces, narra su viaje a Rusia para filmar un documental y al mismo tiempo investigar sus raíces y la historia de su abuelo desaparecido en 1944. No me gustó porque contaba muchas otras cosas que me produjeron una horrible decepción; además, su relato me pareció el de un burgués, inseguro, pijo, snob e insoportable y me prometí a mi misma no volver a leer nada de él.
Pero... Ya sabéis, la vida da muchas vueltas y una muy buena amiga me recomendó su siguiente libro Limónov. Conociéndome, me dijo, te va a gustar. Y no se equivocó; me ha gustado mucho.
Es verdad que, en su línea, Carrère entremezcla su propia historia con el objeto de su libro, pero por ella pasé de puntillas y corriendo y me dediqué a lo verdaderamente interesante: el final de la Unión Soviética, la
disidencia, la guerra de los Balcanes... y la historia de Edward Limónov, un personaje del que no sabía absolutamente nada y del que me sorprendió absolutamente todo...: su juventud en los últimos años de la URSS, su exilio, su vuelta y su conversión en político radical. Pero claro, los libros buenos tienen un defecto y es que se acaban y cuando con pena llegas a la última página, se abre un gran desierto ante ti y no sabes muy bien qué hacer con tu vida.
Por fortuna, mi querida amiga volvió en mi ayuda una vez más, recomendándome esta vez la primera novela de Jennifer DuBois, titulada A Partial history of lost causes. En ella nos narra por un lado la historia de una joven americana con una enfermedad incurable que busca, en cuestiones a las que su padre no consiguió respuesta, un sentido a una vida que ella misma no tendrá oportunidad de vivir. Por otro lado tenemos a Aleksandr, genio juvenil del ajedrez, adolescente en los últimos estertores del régimen comunista, que marcha a Moscú para entrenar en una prestigiosa escuela de Ajedrez.
Y no sé muy bien cómo, pero la autora ha conseguido mezclar estas dos historias, la de Irina, triste, intimista y llena de preguntas, con la del genio soviético/ruso Alexsandr (trasunto de Kasparov) que vive muy intensamente la disidencia, el éxito y el fracaso en su convulsa patria, con todos los sacrificios, penurias y compromisos que ésta le ha exigido.
A partial history of lost causes retrata admirablemente a sus protagonistas en una lucha que saben perdida de antemano. Es un libro duro que reflexiona sobre el sentido de la vida, la inteligencia, la política y la historia e independientemente de su final, no es sentimental, sensiblero, ni ñoño, a la manera actual de los libros que tratan sobre dramas sociales. Un libro original que me ha gustado y que he disfrutado mucho.
Y dicho esto... Llegamos al mismo punto... ¡Qué leer después!...
Pensé que lo mejor era nada de novelas y buscar algo
sobre los últimos años de la historia rusa tan interesantes como La guerra de los Ivanes de Catherine Merridale sobre el ejército rojo durante la segunda guerra mundial o Los que susurran de Orlando Figes, sobre la vida privada durante la época de Stalin.
Pero, sin querer, porque de verdad me apetecía un ensayo, di con Yellow Blue Tibia de Adam Roberts: en 1946 después de la Gran Guerra Patriótica, Stalin, convencido de la próxima y fácil derrota de los Estados Unidos, mira más allá intentando imaginar qué amenaza podría aglutinar al pueblo soviético tal y como lo hizo el nazismo... Su respuesta, un ataque extraterreste ... Con este fin, reúne a un grupo de escritores de ciencia ficción para que inventen una historia plausible destinada a que sus compatriotas y camaradas recuperen el espíritu de la guerra que acaban de ganar...
Como comprenderéis, no me he podido resistir.
- Carrère, Emmanuel, Limónov. Barcelona: Anagrama, 2013. ISBN: 978-8433978554
- DuBois, Jennifer, A partial history of lost causes. New York: Dial Press, 2012. ISBN: 978-1400069774
- Adams, Robert, Yellow Blue Tibia. London: Gollancz, 2010. ISBN: 978-0575083585