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A hombros de gigantes

Javier Gimeno Perelló 12 de Marzo de 2014 a las 10:22 h

Si la lectura es siempre un placer, éste se crece con la obra de un escritor joven, si no tanto por su escritura actual, sí por la promesa de su devenir como escritor. Es el caso que nos ocupa. Vengo siguiendo a Munir desde que prácticamente comenzó a escribir sus primeros relatos. Algunos de los que leí (Del otro lado; Los ojos blancos, ambos en esta misma editorial [y accesibles desde Issuu por gentileza de Ebediziones]) hace ya unos pocos años, me sorprendieron muy favorablemente porque no imaginaba que un muchacho tan joven, un adolescente entonces, con poca o ninguna experiencia literaria -lo contrario habría sido un milagro, que en literatura no parece que existan- tuviera un dominio tan alto de la técnica narrativa, o un don innato -que tampoco suelen existir, al menos, que se sepa-.

La única explicación posible, entonces y ahora, es su afán lector. Porque si algún secreto guardan los buenos escritores -se puede desvelar, pues en realidad nunca ha sido un secreto- es éste: a saber, para ser escritor, lo (yo añadiría: único) que se requiere, es haber leído. De lo cual, cabe deducir que: para ser buen escritor, lo único que se requiere es haber leído mucha y (yo añadiría) buena literatura. Creo -muchos creemos- que es el único requisito. Lo demás, la técnica, la estructura, la construcción, los personajes, hay que trabajarlo, sin duda, pero no va a llegar, o llegará peor que mal, sin un bagaje lector importante, de buenas lecturas, se entiende. Como en otras facetas, como en pintura, como en ciencia, se trata, en definitiva, de subirse "a hombros de gigantes", tal como apuntaran Galileo, Newton, Einstein y tantos y tan grandes gigantes.

Pues es lo que creo que hace Munir para escribir como escribe. No hay otra explicación. Puedo equivocarme, y me equivocaré, seguro, pero creo que está subido a hombros de Cortázar, de Borges, de Bolaño (que algunos consideramos no tan gigante como el mercado editorial lo vende), de Bryce Echenique (casi tan poco como Bolaño, modestamente hablando), y otros.

Este libro, un a modo de relato largo o novela breve -qué más dará- es, sobre todo, un retrato: el retrato de jóvenes en un mundo hostil y cruento que no entiende de sus inquietudes, de sus añoranzas, de sus amores y placeres, de sus desvaríos, sus frustraciones, esperanzas, de sus anhelos y sueños y utopías. Acaso porque viven, vivimos, en un mundo que no entiende, ni quiere, ni va a entender, de inquietudes ni de añoranzas ni de amores ni de placeres ni de desvaríos, ni mucho menos, de utopías de otros mundos posibles. Jóvenes a los que les llaman antisistema, cuando lo que quieren no es romper el sistema sino transformarlo porque el que existe les ignora, les ningunea o les desprecia.

Escrito a modo de monólogo interior salpicado de diálogos, de anécdotas, de pequeñas historias, algunas de ellas de especial crudeza, bien por su realismo, bien por su afán de transgredirlo:

"[...] y cuando se descorre el telón aparece la niña ante una mesa con un plato donde sólo hay dos cubiertos y una mano fresca y cruda, y a una señal del nuevo apéndice robótico del artista la niña empieza -para asombro e indignación de los presentes (y en un caso incluso vómito)- a comerse la mano, despacio, porque le cuesta, porque sólo es una niña venida del infierno y adquirida por doce dólares y no está acostumbrada a comer manos humanas crudas, [...]"

Sin embargo, la novela adolece, en mi modesto entender, de un hilo narrativo secuencial que armonice las historias que se entreveran en el texto, las cuales, a fuerza de difuminarse en él, se esconde entre divagaciones que le restan fuerza.

Sin duda, una más intensa y estrecha relación con los gigantes -o tal vez un trueque de algún gigante por otro u otros- dará pie a nuestro escritor a una obra de mayor peso y solidez, que sin duda va a alcanzar muy pronto de seguir subido a sus hombros.

Por último, unas palabras de elogio al proyecto editorial, pero sobre todo, literario, de Munir y su grupo de amigos y escritores: Los escritores bárbaros, nombre que da título a la colección donde se publica, junto con otros, este libro, y al blog losescritoresbarbaros.blogspot.com. Los textos de esta editorial están sujetos a licencia Creative Commons 3.0 de Reconocimiento No Comercial. Desde aquí, deseamos todo el éxito y larga vida a este proyecto de abeles en este entorno de gigantes cainitas.

Munir. Los pistoleros del eclipse. Ed. Los escritores Bárbaros

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