No está solo por estar solo, están solos todos juntos
Leí en distintos lugares cómo Chirbes elogiaba Hombres de Mauvignier. La compré en formato electrónico, y algunas manos hábiles se la llevaron de mi mochila junto con las notas de unas cuantas más. Hasta que no conté con un dispositivo nuevo no abordé su lectura. Aunque veía maneras en una forma muy particular de contar, con el primer relator testigo y protagonista (Rabut) en los sucesos que cuenta, no acababa de entender por qué le gustaba tanto a Chirbes la historia de este hombre sesentón, Fuego de Leña, apestoso y ebrio la mayor parte de las veces, que parece vivir de la caridad de sus familiares y que es capaz de gastar lo que no tiene para agasajar por su cumpleaños a su hermana viuda poco después de que su madre llegara al asilo.
Hasta que (tras la tarde y el anochecer, los dos primeros capítulos de la novela) el sesentón se convierte en el joven Bernard y vemos su relación con su madre y su familia, el destino "compartido" con otros como él (Rabut entre ellos) soldados destacados en el Norte de África, en lo que no son sino territorios coloniales de su país de origen (Francia). Entonces esta breve obra cobra una dimensión nueva que trastoca no ya la idea que pueda tenerse de lo que supuso aquel enfrentamiento sino todo lo que podíamos estar experimentando en la primera parte. Hace reflexionar sobre lo rápido que sacamos conclusiones... superficiales; sobre cómo condiciona no contar con "toda" la información.
No hay lugar para lo políticamente correcto ("Se pregunta si una causa puede ser justa y los medios injustos. Cómo se puede creer que el terror incremente el bien"), sobre todo cuando se traslada lo que se ve y se siente al lugar de origen, cuando se pregunta cómo se verían, qué pensarían sus compatriotas si los papeles estuvieran cambiados, si lo que los franceses hacían en Argelia lo hicieran los argelinos en Francia. O si al menos fueran capaces de hacerse una idea de lo que en realidad sucede y sucedió: "me pregunto por la cara que pondrían, los viejos que juegan a las cartas, y los otros detrás de su mostrador, si en vez de responder con una sonrisa o un sí, les contara lo que hemos visto, lo que hemos hecho". Nos cuenta hechos significativos, incluyendo los relacionados con el amor, los que comparten los narradores (cuando no es ajeno), la serie de circunstancias que concurrieron en uno de los momentos clave para su guarnición, que explican la relación entre Bernard y Rabut y sobre todo por qué Bernard es ahora Fuego de Leña. Sucesos, vivencias, que quedaron imborrablemente grabados: Lloramos por la noche porque un día nos marcaron de por vida unas imágenes tan atroces que ni siquiera nos las contamos a nosotros mismos. Me parece que a Chirbes no le faltaba razón.