Inicia la autora en ésta que fue su primera novela un tema que constituirá una de las constantes a lo largo de su narrativa posterior: la decadencia de la burguesía francesa desde fines del siglo XIX hasta acabada la II Guerra Mundial. La nostalgia del paraíso perdido, la fugacidad de la pasión amorosa o el resentimiento social son otros de los temas que dan consistencia y giran en torno al principal.
La I Gran Guerra arruinó a muchas familias de la alta burguesía francesa. Yves Harteloup forma parte de una de ellas, cuyas deudas le obligan a hacer aquello que nunca le enseñaron: trabajar para ganarse la vida. Vida nueva de trabajo y esfuerzo empañada por los terribles recuerdos de su participación como soldado en la guerra.
"Sin embargo, transcurría el tiempo y 'aquello' seguía allí, como un veneno lento. 'Aquello' era la extraña mirada perdida que ha visto todos los horrores humanos, todas las miserias, todos los miedos, el desprecio por la vida y el violento deseo de sus placeres más groseros, más carnales, la indolencia, porque el único trabajo que habían tenido en tantos años había sido esperar la muerte de brazos cruzados..."
Terminada la contienda, el joven Yves pasa sus vacaciones estivales en Hendaya, donde conoce a Denis, esposa de un ex compañero del hospital militar. Surge entre ellos una desenfrenada pasión amorosa que finalizado el período vacacional continuaría en París, donde ambos vivían. Pero la vida cotidiana no es la vida tranquila y despreocupada de la costa vasca en verano y ambos amantes se dan de bruces con una realidad bien diferente que Yves debe afrontar bajo la disciplina del trabajo diario.
"Vivió días terribles. Agobiado, acorralado, se sentía como el perro enfermo que se oculta en un rincón oscuro para sufrir. Había momentos en que llegaba a odiar la presencia de Denise; su pobre y angustiada alma sólo deseaba paz. Demasiado orgulloso para explicarle sus problemas, callaba tozudamente. Y ella no se atrevía a preguntarle..."
Mientras, Denise ocupa su tiempo ocioso en la desazón de no poder ver a su amado todos los días.
"Y una vez más, se dispuso a esperar. Esperar, en eso consistía ahora su vida... ¡Ah, qué horrible suplicio el de amar!"
Él, a su vez, se desespera al verse incapaz de seguir el ritmo de fiestas y relaciones, propias de la condición social de ella. Ambos se ven obligados entonces a hacer un último intento de rescatar su relación oculta.
1926 fue el año de publicación de El malentendido en la revista Les Oeuvres Libres, editándose cuatro años después en forma de libro. Pero ésta, como casi toda la obra de la autora, no se ha dado a conocer en Europa hasta la primera década del presente siglo. Constituye, junto con David Golder, Los perros y los lobos, Las moscas del otoño o Fogatas, una de las llamadas por la crítica "obras menores" que precedieron a Suite francesa, su obra cumbre (comentada en este blog).