...
La sed se queda viviendo en mi lengua.
No sé decir adiós sin que mis ojos
busquen tímidos tus palabras.
Cerrado el círculo tenso de tu nombre
dejo atrás los días en relojes vencidos.
La piel se secará entre las tinieblas
mientras provocas amaneceres
en las arterías de mis sueños.
En el vértigo de tu mirada,
te encontrarás con mi nombre...
No sé decir adiós
cuando la sed se queda viviendo en mi lengua.