Como una ráfaga
aparecen inconexos recuerdos
-imágenes mudas-
de la infancia
a la que sobreviví.
Quizás desde entonces,
lo he pasado subsistiendo,
queriendo ser.
Con ironía, me digo
que vengo de lejos,
de mí mismo,
de los sueños no alcanzados
por aquel niño que ya no soy.
Soy en un tiempo distinto y distante
lo que no fui y lo que no he llegado a ser.
Ahora adulto, todo pasó,
no me hago ilusiones
y conozco el tedio y el dolor,
ya es otro el camino
en esta lucha contra el tiempo,
hijo mío.